Opinión

UNA RONDA MÁS EN EL CONCELLO

Cuando los 27 concejales que representan a los más de 108.000 habitantes de Ourense, la tercera ciudad de Galicia, tomaron posesión de sus cargos en el 2011 lo hicieron bajo juramento o promesa de 'cumplir fielmente las leyes'. Dejemos ya a beneficio de inventario el hecho de que algunos miembros de la corporación tengan aún pendientes responsabilidades penales por su imputación en delitos de entidad. Cuando los ediles se sentaban en sus escaños, en la provincia había ya más de 25.000 parados y muchos trabajadores hacían más agujeros al cinturón. Los concejales, con las promesas todavía frescas, mantenían firme su propósito de sudar la camiseta para ayudar en la medida de sus posibilidades a sacarnos del atolladero.


Pasado este tiempo, el Concello de Ourense ha ganado importante notoriedad más por los deméritos de sus representantes que por lo descollante de sus proyectos. Gobierno y oposición, a la greña en la filfa y en lo mollar, encontraron vías de acuerdo en el reparto del dinero público para pagar honorarios y alguna que otra prebenda. Sé que las percepciones de los políticos son una golosina a la hora de opinar y es fácil caer en la demagogia, pero es muy difícil que una sociedad en su mayor parte agobiada por la pesadumbre de la crisis pague otra ronda más. Como en detalle informaba este periódico el domingo, la Corporación y sus añadidos cuestan 4.500 euros al día a los ourensanos. Para tomar nota que PP y PSOE se repartan 70.200 euros cada uno para 'gastos de funcionamiento', que en el caso socialista acaban por sufragar una especie de Sodoma y Gomorra de corredoira. Los otros dos grupos también se arriman 40.200 euros para ir tirando en este valle de lágrimas de la política.


Dudo que en la empresa privada logren ascensos los que se pulen el dinero de los accionistas en gin-tonics, pero vamos camino de dar una docena de medallas Castelao a los administradores de las arcas municipales. Por eso es necesario encontrar remedio a la porqueriza en la que se ha convertido alguna representación pública. Lo más higiénico sería que se retirasen las graciables asignaciones a los grupos del Concello de Ourense para evitar desmanes como los conocidos últimamente, porque la gente no está para seguir pagando más rondas a los políticos. Ni de agua.

Te puede interesar