Opinión

Todo lo que hay se está acabando y nada hay para que vaya empezando

Ya están aquí los Presupuestos Generales del Estado. Tocan una vez al año, entretienen a los muy cafeteros, reeditan el argumentario político y poco más. Nadie espera una regalía de millones en Ourense, ni con este ni con cualquier otro gobierno. Ni siquiera se espera el desengaño, la burla, incluso el desprecio de unas cuentas que una vez más están llenas de palabrería. Bueno, mejor dicho, de numerología. Eso es, “una práctica supuestamente adivinatoria a través de los números”, según el diccionario. 

De las cuentas del Gobierno nada nos sorprende, y eso es lo peor. No puede sorprender que miméticamente se repitan todas las partidas cada año, ni siquiera debiera pasmarnos que no haya proyectos nuevos que necesiten el impulso del dinero público que consigna el Estado.

Y, sinceramente, creo que hace bien el ejecutivo de Sánchez en sobrevolar la provincia camino de otros territorios dejando migajas para llenar otros buches como los vascos o catalanes. Si nada se pide/exige en Ourense, en Moncloa están lo suficientemente ocupados en otras dádivas como para guardar un minuto de silencio por el progreso de esta tierra.

Ya bastante han hecho los ministerios con acabar con quince años de obras del AVE, finalizar el auditorio, el archivo y la biblioteca de San Francisco veinte años después, sin que el Concello sepa qué hacer para dinamizar esa millonada. Bastante tienen con completar las obras del Museo Arqueolóxico que estuvo esperando diez años. 

Ya tienen suficiente con dejar alguna limosna para la circunvalación norte, la abuela de las promesas públicas. Hay que conformarse con algunos cuartos para ver qué hacemos con la variante exterior de la alta velocidad ferroviaria. Y así todo.

¿Quién ha ido a Madrid a pedir/exigir la inclusión de tal o cual proyecto para que obtenga la financiación necesaria? Nadie dice que se emule a Revilla, que enviaba anchoas a la capital de España para que se acordasen de Cantabria. Tampoco a aquel alcalde de Melón que se apostó frente al Ministerio de Vivienda para interesarse por la restauración del Monasterio de su concello exigiendo entrevistarse con la ministra. 

Astracanadas aparte, es difícil que el Gobierno consigne dinero si no le ponen delante proyectos. Hagan memoria, por ejemplo, de las veces que ha ido a Madrid el alcalde de Ourense a negociar un convenio con algún ministerio, a defender alguna iniciativa transformadora para la ciudad.  ¿Cuántas propuestas ha trasladado a los de Sánchez para que sea creíble su bobalicona justificación de que “somos la cenicienta de la inversión”?

No hay una idea que defender en Madrid que nazca de la inquietud del carísimo gobierno local. En ese escenario, más pronto que tarde los Presupuestos del Estado dejarán un cero en el casillero de la ciudad. Eso sí, los parlamentarios populares se lamentarán el nuevo “aldraxe” de las cuentas de Sánchez que, como todo el mundo sabe, tiene la culpa de que gobierne Jácome en el Concello de Ourense. 

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