Opinión

IGUALES ANTE LA LEY, INCLUIDO GARZÓN

El juicio de Camps por unos trajes (aquí se juzgaba exclusivamente eso, cuya máxima pena son 40.000 euros de multa, lo de la Gürtel es otro caso) ha durado seis semanas. El primero de Garzón (por escuchas a abogados de la defensa que puede inhabilitarle de por vida) cuarenta y ocho horas. La desproporción y recursos empleados resulta como poco sorprendente. E insisto, el juicio que tiene calado y multitud de gravísimas derivadas es el de la trama corrupta, en el que, precisamente, la actuación del juez estrella y su irregular instrucción (algunas pruebas contaminadas por sus desafueros ya han sido anuladas) puede suponer la mejor puerta de escape de los encausados.

Desde hace mucho pienso que Baltasar Garzón es un juez contaminado por la política. Entiendo, aunque no sea así en nuestra legislación, que los jueces que pasen por ella no pueden volver a la toga. Todos, y los hay de todos los colores. Pero sus partidarios van, han ido mucho más allá: han venido a plantear que Garzón ni siquiera puede ser juzgado. Y para ello se ha llegado a cuestionar, hasta le llamaron 'fascista', al Tribunal Supremo. Que es el mismo tribunal que revocó la sentencia que sobreseía el asunto de los trajes y obligó a juzgar. Que ahí era digno de aplauso para los que le desautorizaban por lo otro.

En el actual juicio contra Garzón (le quedan el del 'procesamiento' de Franco y el de la recepción de fondos de 'queridoemilio' para su personal pecunio) la acusación es gravísima porque afecta a un pilar básico del estado de derecho: el de la defensa y la inviolabilidad de la comunicación entre el reo y su abogado, solo excluida en nuestra ley en casos de terrorismo. Si existió prevaricación o no habrá de determinarlo el Tribunal. Que la acción de Garzón fue una irresponsabilidad y, como poco, un terrible error de procedimiento, parece fuera de cualquier duda razonable. Hasta su propio abogado buscaba un portillo por ahí, pues ello no acarrea la pena que sí acarrea el considerar que lo hacía consciente de hacerlo dictando una resolución a sabiendas de su injusticia.

No sé cuál será la sentencia de los tribunales. Camps ha sido en buena medida ya condenado por su actitud, que va más allá de los trajes de marras, donde sus mentiras han sido evidentes, y que le han costado la dimisión de su cargo y, sea cual sea la sentencia, suponen el fin de su carrera política. Muchos pasajes ahora conocidos resultan simplemente bochornosos. Mi sensación es que de la multa económica va a ser difícil que se libre. Garzón sí puede salir absuelto de este primer asalto, aunque se estime la irregularidad puede que no se considere prevaricación. Aún le quedan otros dos round y el de los dineros del Santander y otras empresas para su curso neoyoquino es el que presenta la cara más fea. Al tribunal, en cualquier caso, me remito. Y deberíamos remitirnos todos. Y para todos los casos. Porque desde luego lo que sí es necesario recordar es que todos somos iguales ante la ley y todos podemos ser juzgados, incluido, aunque algunos se espanten, el propio juez Garzón. No por los temas que instruía o los cursos en los que intervenía, sino por los métodos que utilizaba o por las demandas económicas que efectuaba con cartas con membrete de magistrado. En estos días mucho se vitupera al yerno del Rey por ser un 'conseguidor' nada ejemplar.

¿Actuaba Garzón, 'ejemplarmente' cuando le pedía dinero a Botín, cuya causa sobreseída revoloteaba por su juzgado?

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