El de la barretina tenía que ser. Jimmy. Pudo haber sido un tirolés o un transilvano, vete a saber, que gente a la que se le va la pinza hay en todas partes. Pero hubo de ser uno de los nuestros. Dio la nota de color, bien es cierto, aunque a qué precio. José Luis Uribarri editorializó en dos palabras que le salieron del alma apenas finalizó la actuación de la delegación española: 'qué vergüenza'.
Vergüenza porque quien dio la nota era de los nuestros, no tirolés ni transilvano. Vergüenza por nosotros, no por el hecho de que no funcionasen las medidas de seguridad. ¿Saben lo que les digo?, que estoy harto de seguridades, de filtros, de colas para embarcar, de cintas detectoras, de cacheos, de vallas y de matones.
Si algo tiene de bueno el festival de Eurovisión es su carácter lúdico, la convivencia pacífica entre hinchadas. De verdad que creo que se trata del único lugar donde es posible ver tantísimas banderas de países cohabitando en perfecta armonía. Son gajes del oficio. Sus portadores no deben haber hecho la mili. Y caso de haberse visto obligados, habrían pasado por situaciones muy similares a las vividas por el protagonista de 'Madre amadísima', de Pilar Távora.
El de la barretina hizo el ridículo. Daniel Diges no se lo merecía. Los titulares, al menos, le servirán para que haga carrera.
