Opinión

Deprisa, deprisa

A quien se le cuente. Asistí a la repetición del ‘Informe semanal’ en el Canal 24 Horas con un rodillo machacón informando que el guardia civil del pueblecito navarro había sido operado y estaba fuera de peligro. Era domingo por la mañana, y durante los setenta minutos que duró el programa, del primero al último, no me pude librar de la dichosa última hora.


Lo que evidenciaba el contraste. Por un lado, la calidad de la propuesta del programa, las entradillas de David Cantero, la apuesta por la información en profundidad, el sosega do desarrollo de los temas, la cadencia de unas historias que nos llevaron desde el túnel que se perfora en Pajares hasta la situación de nuestros parados. Por el otro, el ansia de informar en tiempo real, de suministrar las notas de agencia antes del siguiente boletín de noticias.


Después se supo que el presunto atentado no era tal. Y el tamaño de los titulares fue disminuyendo. Pero llovía sobre mojado. Un joven canario acaba de ser sometido a un linchamiento por parte de los medios. Se dio por hecho que maltrató a sus hijas. De acuerdo que los medios hicieron correr el relato como un reguero de pólvora porque alguien les pasó una información errónea. Pero detrás de esta carrera a ver quién llega primero se esconde un verdadero síndrome por adueñarse del primer titular. Si no lo hacen las televisiones lo harán las ediciones digitales de los periódicos. Por lo que al final todos se empeñan en subirse al barco y no quedarse en tierra.


Deprisa, deprisa. Y si tienen que poner un rodillo durante los setenta minutos que dura ‘Informe semanal’, pues se pone. No sea que el vecino lo esté contando y se adelante.

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