Opinión

De gozos y pasiones

La cabra tira al monte. Y de qué manera. Lo mío con la televisión viene de lejos. Por lo que no es de extrañar que vea programas por todas partes. Hasta donde no los hay. Viviendo, a mi manera, mis formatos preferidos. Allá donde me encuentro. Sucede estas semanas, por ejemplo, en el curso que imparto en la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid, en plena Ciudad de la Imagen. Por momentos, el aula se convierte en plató. En ese plató que evoca aquella tertulia moderada por José Luis Garci o esa sección de 'Días de cine' en donde un invitado comparte un fragmento y explica por qué lo ha elegido. También invito a los alumnos a que hagan lo propio.

Ayer, antes de dar paso a su secuencia, una de las alumnas se limitó a decir: “Lo mío ha sido una elección visceral. He traído 'Manhattan'. Os dejo con su inicio”. Y al sonar la 'Rapsody in blue', y al volver a meternos a Gershwin en vena, mientras escuchábamos el monólogo de Allen, sin pedanterías, justificábamos por qué dicen que el cine está hecho del mismo material que los sueños.

Espero con curiosidad qué secuencia elige el director de la escuela, Fernando Méndez-Leite, uno de los que más difícil lo tiene, ya que desde hace casi seis décadas apunta minuciosamente en un cuaderno las fichas de todo lo que ve. Ni siquiera Internet ha podido con su incunable. Repaso sus hojas con cuidado, con sumo respeto. Y gozo.

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