No me lo podía perder. Una misa retransmitida desde el templo más alto del mundo. Un oratorio situado en la planta 33 de un rascacielos. Sucedió el domingo, en ?El día del Señor?, ese programa que nunca libra los días festivos, así estemos en plena canícula y caigan sobre Madrid 40 grados.
La transmisión que comenta Juan Carlos Ramos tenía lugar desde el oratorio Torre Espacio, un lugar íntimo con capacidad para treinta personas. Recuerdo que en el diario ABC, durante mucho tiempo, se comentaban las misas. Había una sección en la que se realizaba una especie de crítica acerca de la solemne función religiosa. Se alababan las virtudes del orador que proclamaba la homilía. Se valoraba la calidad del coro o del repertorio elegido para los cantos.
Parafraseando este género singular, resumiré diciendo que el oficiante de la celebración no fue otro que monseñor Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid. Y no me dirán que ese dato, en sí mismo, no es suficientemente motivador para acercarse a una retransmisión de este tipo. Una eucaristía solita para Martínez Camino. Una hora de televisión, no lo olvidemos, muy vista. Treinta personas en la capilla y medio millón siguiéndola desde casa. Sin contar curiosos. Que de haberse anunciado con antelación seguro hubiesen sido más. Antes de la celebración un directivo del grupo Villar Mir se mostró satisfecho de la afluencia de fieles.
