Opinión

Puro Kitsch

Cuando hablamos de fiestas y de tradiciones, solemos dar todo por bueno. Del 1 al 19 de marzo podemos ver a través de las plataformas digitales la transmisión de las diecinueve mascletás que se celebran en la plaza del Ayuntamiento de Valencia. El concierto ejecutado por el maestro pirotécnico con sus respectivos ciento y pico kilogramos de pólvora es impresionante. No así la transmisión de la televisión autonómica correspondiente, mecánica, plana y repetitiva. Podría intercambiarse la de un día por otro sin que el espectador percibiese ninguna diferencia.La retransmisión tiene su estructura férrea y rinde pleitesía a la presidencia. A su final llega un momento impagable, que a mí particularmente me produce estupor. Desde hace unos años se convino que en cuanto acaba el disparo debe sonar a través de la megafonía instalada en toda la plaza del Ayuntamiento el pasodoble ‘Valencia en fallas’. Créanme: lo que se oye es inenarrable. Dicho sea con el respeto a su autor, y con cara de perplejidad a quien o quienes decidieron que esas notas se convirtiesen en banda sonora.

Por si fuera poco, Rita Barberá se crece y ejerce con entusiasmo como directora de una coral, haciendo aspavientos con los brazos. Habrá quienes piensen que la escena va en consonancia con las señas de identidad de la propia fiesta. Se llaman fallas, sí. Puro kitsch. Más de lo que cuento.

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