Opinión

Vancouver

Los husos horarios juegan esta vez a la contra. Los Juegos Olímpicos de Vancouver nos vienen a contrapelo. Por más que el despliegue de la televisión pública vaya a ser amplio, no parece vayan a contar con demasiado predicamento. Si ya de por sí unos Juegos de Invierno no levantan demasiada expectación, el hecho de que los directos se vayan a iniciar, hora española, a partir de la una y media de la madrugada, no resulta demasiado alentador.


Por supuesto que habrá repeticiones al día siguiente. Y se anuncia un resumen de cada jornada a su término, para nosotros de once a una. Para nosotros, una hora en la que nos hallamos, televisivamente hablando, fuera de campo. Ni Teledeporte ni La 2 pueden aglutinar, entre las dos y las seis de la madrugada, grandes audiencias. Para empezar, la ceremonia inaugural tendrá lugar la noche del viernes al sábado, entre las tres y las seis de la madrugada. Los audímetros nos chivarán los datos acerca de quiénes se queden en vela. A priori podemos asegurar que van a ser muy pocos.


Ni siquiera cuando los Juegos Olímpicos de Invierno se celebraron en tierras europeas, con el horario a favor, les hicimos mucho caso. Recuerdo con emoción la ceremonia inaugural de la ciudad de Sarajevo, pocos años antes de la masacre. Fue a la hora de comer. Pero la vimos cuatro gatos. Los Juegos franceses, en la localidad de Albertville, sirvieron para la puesta de largo del canal Teledeporte. Pero ni por esas. A pesar de que se dieron prácticamente íntegros, la audiencia no pasó de testimonial.


Ahora toca Vancouver. Y mucho nos tememos que pasarán de puntillas. Si algún día fueran en Jaca... y ni entonces. Aquí sólo cuenta Suráfrica en junio. Eso sí será el acabóse.


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