Sorprende la cordura de los alcaldes de A Rúa y Petín. Porque son vecinos y por tanto se supone que rivales locales. Porque uno es del PP y el otro del PSOE y por ello se espera que enemigos irreconciliables. Pues resulta que no, que a estos dos les importa más resolver los problemas de sus respectivos concellos, es decir de sus vecinos, que atrincherarse en los clichés del localismo y el partidismo. No temen poner sobre la mesa las necesidades comunes y resolverlas con servicios mancomunados, aunque uno se mueva bajo el símbolo de la gaviota y el otro haga apología de la rosa. Y, lo más increíble, hablan sin tapujos de una posible fusión de municipios, sin ponerla sobre la mesa todavía, pero sin descartarla en el futuro. No hay nada de momento. Sólo un gesto. Pero sorprende por inusual en el quehacer político.
