Opinión

Caravana de camillas

Nada que nos llegue de la administración, por muy pública que sea, sale gratis. Ni los servicios que presta ni los que recorta. Los primeros los pagamos por anticipado con nuestros impuestos y los segundos, los recortes, los pagamos tarde o temprano. Ayer en los pasillos del Complexo Hospitalario de Ourense se veían las secuelas de esa forma de gestionar, llamada austera, que racanea en los lugares más sensibles de los servicios públicos. Los pacientes en camillas esperaban en fila india, como las caravanas de vehículos atrapadas en un atasco. Dicen en la gerencia que estas cosas son habituales los lunes y en los cambios de turno del personal, en una suerte de justificación que no hace sino acrecentar la indignación del paciente.

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