Difícil conciliar los intereses colectivos. Lo es hasta en una comunidad de cuatro gatos, perdón vecinos, ¿no lo va a ser en una ciudad de más de cien mil habitantes? Puede darse el caso de que al mismo tiempo que uno quiere ganarse la vida en medio de la crisis sirviendo copas; otro quiere divertirse tomando una caña en un velador en la apacible noche ourensana; un tercero, pasear por el mismo lugar franco de mesas y sillas; y un cuarto, dormir plácidamente desde las diez de la noche sin un murmullo que perturbe su sueño. Puede darse el caso y de hecho se da en la nueva normativa de veladores del Concello de Ourense. No es fácil responder con ecuanimidad a los legítimos derechos y obligaciones de todos os implicados, pero es absolutamente obligado, cuando se cambia una normativa, buscar un consenso que evite perjuicios irreparables a los directamente implicados.
