Hay quien sostiene que el turismo está llamado a ser un puntal del futuro económico de esta provincia. También quien afirma que el potencial turístico de esta provincia de paso es una quimera alimenada por charlatanes. La última Semana Santa ha dicho que existe un negocio potencial, a pesar de la ineficiencia política general en el desarrollo de estrategias para facilitarlo. El resumen de los últimos lustros es: cada administración pública tiene su plan pero ninguna de ellas alcanza a culminarlo. Han ido por libre y divididas y sin embargo Ourense se reivindica como destino turístico. Con los museos cerrados por vacaciones, con la oferta cultural en servicios mínimos, con un sector termal rico pero en desventaja sólo por vivir en esta maltratada Galicia interior, con una estación de montaña peleando en soledad desde hace décadas por demostrar que es única e imprescindible en la oferta gallega de ocio... Con tantas cosas en contra, Ourense se llena.
