Opinión

El museo do viño

A ver si se entiende: el Concello de Ribadavia y la Xunta de Galicia gastaron 1,2 millones de euros en rehabilitar una hermosa casa rectoral, la de Santo André de Camporredondo, cedida por el Obispado durante un período de 30 años, naturalmente ampliable si se le otorga un uso, para abrir el Museo do Viño de Galicia; y el inmueble, ya rehabilitado, tiene todos los boletos de volver a la tutela de la Iglesia porque corre el plazo de cesión y la Administración autonómica, responsable ahora del edificio, no acaba de decidir si finalmente lo equipará. Es difícil entender la alegría con la que se gestionan los millones de euros ajenos, pero más aún que se gasten para perderlos definitivamente. Claro que hay crisis pero habrá que terminar lo empezado antes de adentrarse en nuevos jardines, salvo que se pretenda una ruta turística por el sendero del despilfarro inútil.

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