Opinión

Nada de cuentos chinos

Al enfermo terminal de Club Deportivo Ourense se le agota la vida. Ni la melancolía de los más cercanos, los de siempre, parece poder revertir la situación de no retorno hacia un futuro más que incierto, principalmente porque en esta ocasión nadie la está mostrando. Los escasos movimientos que hubo hasta el momento por tomar el timón de una nave a la deriva económica han llegado allende los mares, pero con el negocio como telón de fondo cual aves de rapiña. Cuando el abismo se asoma cualquier rama a la que asirse parece mejor que enfilar pero llegado este momento no sirven los cuentos chinos, sólo dinero. Los más cercanos siguen sin dar señales de vida. ¿Quizá porque acercarse al enfermo del CDO signifique correr demasiado riesgo? Pues se acabaron los cuentos, los chinos, los suizos, los argentinos, y esto se acaba.

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