El error es útil sólo si acaba reciclado en método de aprendizaje. Con el Club Deportivo Ourense al borde de la desaparición tras un largo y testarudo camino errático, volvemos a caminar en círculo sobre las equivocaciones que nos han conducido al desastre. Tal vez es la ansiedad la que nos nubla la visión. Es absurdo concebir la reinvención del Ourense con el Concello y la Diputación como soportes económicos esenciales. Ese error ya está cometido. Son poco creíbles esas iniciativas aisladas (se conocen dos de momento) para registrar y refundar un nuevo club sobre los cimientos del actual. Otro viejo error: si hay algo que ha impedido al deporte ourensano brillar con mayor fortaleza ha sido precisamente la atomización y las peleas entre familias. El CD Ourense del futuro ha de nacer de alianzas y no de divorcios, de una masa social sólida y no de pequeñas tribus, y de una economía sostenible y no dependiente de voluntades políticas. Difícil, sí, pero si fuera fácil no estaríamos donde estamos.
