Los responsables de los grupos de desarrollo ourensano han regresado de Santiago con la respuesta de siempre: ni un euro más para Ourense. El responsable de turno de la Administración autonómica les ha dicho que la suerte está echada y el reparto de los fondos de la Unión Europea es inamovible. El resumen, por si se ha perdido algún episodio de este decepcionante culebrón es que Ourense, la provincia más rural de Galicia, será la que menos dinero reciba de esos dineros que las autoridades europeas asignan a Galicia para fomentar el reequilibrio y el despegue de las zonas menos desfavorecidos. La Xunta se cierra en banda. Se parapeta en la aplicación de argumentos supuestamente intachables técnicamente pero que cometen el perverso, tal vez interesado, error de igualar en los criterios de reparto a zonas que parten de una grave desigualdad territorial. El resultado, reciben menos quienes menos tienen. Si en Santiago no lo entienden, habrá que pelearlo en Madrid o en Bruselas, pero pelearlo en todo caso hasta el final.
