Que la Oficina de Turismo de Ourense abra en horario de mañana y tarde los días laborables (cuando todo el mundo trabaja y casi nadie viaja) y sólo dos horas por la mañana los domingos y festivos con sus puentes (cuando muy pocos trabajan y casi todo el mundo viaja) es un perfecto reflejo de ineficacia administrativa. Que la concejala responsable del invento diga que no le ve mayor problema al asunto porque no ha recibido quejas de los usuarios es el ejemplo palmario de la desidia política. Si a esta provincia le cuesta consolidarse como el destino turístico de interior que debiera ser es precisamente por situaciones tan surrealistas como esta. Cuando más turistas recibimos, cerramos la oficina de turismo.
