Opinión

Solos y aislados

Son la cara más desoladora de esa anemia demográfica galopante que fulmina el medio rural ourensano. Prefieren la soledad al desarraigo y acaban convertidos en la víctima perfecta de los desalmados. En la noche del domingo, ocurrió en Esgos. Cuatro encapuchados asaltaron en la cama y golpearon sin piedad a un sacerdote. Ayer, en Cartelle. La víctima, también sola, octogenaria, indefensa, sorprendida en la oscuridad del dormitorio. La investigación no observa a priori conexión alguna entre ambos asaltos. Desde una perspectiva social, la relación es clara, incontestable. Más de 18.700 personas mayores de 65 años viven completamente solas en la provincia, muchas de ellas aisladas. Es imposible protegerlas a todas las 24 horas, salvo con políticas capaces de marcar un nuevo rumbo para esta provincia interior. Y eso sí es posible.

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