No hay noticias de ese nuevo modelo económico que deberíamos estar implantando para salir vivos de esta crisis y evitar que se repita a la vuelta de unas décadas. Tampoco hay noticias de esa reforma que habría de liberarnos de costosos e ineficientes monstruos administrativos. Lo único que ha cambiado son las previsiones de los expertos en macroeconomía. Por lo demás, aquí todo igual, empezando por unos índices de desempleo astronómicos y continuando por la alta dependencia de sectores como la construcción, abocados a nuevos reajustes.Los propios empresarios alertan del riesgo de cierre de la mitad de las actuales empresas. Primero les falló la obra privada. Ahora se les acumula el constante desplome de la licitación pública, difícilmente recuperable a corto plazo. El modelo se ha quedado viejo y no hay nada nuevo en el horizonte.
