Opinión

Votar o callar y otorgar

Nos sobran los motivos para plantarnos contra una clase política que nos han conducido, por acción y omisión, hasta este drama económico y social. Se podría escribir una lista interminable de justificaciones a la desidia con que los ciudadanos han vivido la campaña electoral europea (la primera de ellas, la falta de altura del debate entre los partidos). Se comprende (¿cómo no comprenderlo?) la desmotivación de quienes deben acudir el domingo a las urnas y elegir una opción democrática que represente este país en la comunidad europea. Es difícil no contagiarse del desánimo y la desmovilización. Dicho y comprendido todo esto, conviene recordar que, pese a lo que pueda parecer, este país se juega el domingo parte de su futuro en una Unión Europea en la que, nos guste más o menos, estamos comprometidos y nos compromete con sus decisiones. Y el que no vota (lo que sea) no decide; simplemente calla y otorga.

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