Opinión

El Depor lo cambia todo... Para que no cambie nada

Son distintas las percepciones del deportivista sobre lo que se está viviendo en el plano social e institucional. Unos llegan incluso a hablar de “refundación”; otros, ante tanto despropósito y tantos despidos -quizás no sean los últimos- aplican a nuestro Club, en negativo, las históricas palabras de Alfonso Guerra sobre España… yo creo que se está poniendo en marcha una vieja teoría política,

Si repasamos lo acontecido después de la trágica noche de Castalia, observamos que, en un tiempo récord, “alguien” ha cesado al presidente y consejeros, al entrenador y ayudantes, a la secretaría técnica, al director general, a Fran…y, para mi lo más doloroso, ha decidido el adiós de Alex, sin un entrenador que avalase tal decisión… y, a pesar de la importancia y cantidad de despidos y cambios, nadie habla. No contamos con un portavoz del Club.

Con lo que sí ya “contamos”, en el tercer escalón de mando, es con tres consejeros, que tomarán posesión en la próxima Junta, pero que ya tendrán que asumir las decisiones trascendentales para el inmediato futuro del Deportivo que han tomado otras personas… cuando a ellos ya se les había presentado públicamente. Es como si desde el primer día se les quisiese dejar claro que deben aceptar todas las decisiones del que manda, gusten o no, y eso me parece tan duro que me rebelo a admitir que, al menos uno de los tres, acate ese mandamiento.

En el segundo escalón de poder -el primero ni se toca- cobra especial fuerza el peso, cada vez mayor, que ha adquirido el triunvirato que forman, desde hace ya bastante tiempo, Villasuso, Benassi y Gil, que, en las últimas semanas solo se han visto afectados por un simple intercambio de sillones.

Siguen “mandando” los mismos que lo hacían antes de Castalia, aunque con cargos distintos, por lo que parece irrelevante quién haya nombrado a Benassi como director general en “detrimento” de Villasuso -que se une a Alex y Ballesta, como consejero y seguirá como alto ejecutivo- o a Albert Gil, que le ganó el pulso a Fran, que, por cierto, se va “soñando con un Depor más nuestro”. Lástima que no pensase lo mismo cuando eligió La Masía para su hijo Nico.

A tenor de lo expuesto, podría entenderse que, los que mandan en el Deportivo, que en el Club no han dejado títere con cabeza, están poniendo en marcha la teoría del “gatopardismo”: “cambiar todo, para que nada cambie”.

Es una teoría, que se estudia en ciencias políticas, inspirada en “El Gatopardo”, una novela de Giuseppe Tomassi di Lampedusa, que supuso un gran éxito, también llevada al cine por Luchino Visconti, que dirigió en ella a estrellas como Burt Lancaster, Claudia Cardinale, Alain Delon…

Ahí nace el “gatopardista”, llamando así al que inicia una transformación política revolucionaria pero que, en la práctica, solo altera lo superficial de las estructuras de poder, para conservar, de forma intencionada, los elementos esenciales de esas estructuras.

Eso me llevó a pensar que el Depor actual era un ejemplo de libro de esa aparente contradicción que nos plantea Giuseppe di Lampedusa, que es posible haya inspirado a su paisano Massimo Benassi, a aplicarla en el Deportivo, porque si agita, aparentemente, el árbol de forma brutal y Soriano acierta con los fichajes, es fácil que se ilusione a una afición golpeada.

Sea realidad o ficción el “gatopardismo” en el “nuevo” Depor, se deben destacar dos noticias que sí han cambiado el sentir de muchos: la afición ha tenido que hablar en la calle, eso es muy malo, y solo para pedir información, mientras “el Club” tomaba una decisión dolorosa: prescindir de Alex para vestir el Consejo, ¿Quién ahora va a impartir en el vestuario la asignatura “Deportivismo”?

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