Opinión

El cansancio como arma mortífera

Imagino una estancia semioscura, ligeramente iluminada por unos flexos, con un humificador de aire en una esquina y un minibar en la otra, donde botellas de whisky añejo esperan a ser vaciadas. E imagino a un grupo de hombres y mujeres en ella, deliberando en susurros y anotando enloquecidos mil y una ideas. Hasta que el cansancio puede con ellos, hasta que se instala en ese triste grupillo. Pero no se dan cuenta hasta pasadas unas horas. Entonces lo descubren: "Lo tenemos". Y ahí comienza la perdición. Ese grupo de desdichados ha descubierto, al fin, el arma más poderosa para conseguir victorias: el cansancio. Y ahí llega la rendición. Porque los políticos han logrado cansarnos hasta la extenuación, con sus mentiras repetidas hasta el infinito; con sus manipulaciones verbales como si fueramos niños manejables, con sus corrupciones y ambiciones sin límites, con sus infantiles y tú más que intentan desviarnos de todos sus fracasos. Porque el cansancio logra nuestra rendición en muchos frentes, tantos que a veces ya perdemos la cuenta. Porque nos cansamos de escuchar una y mil veces las mismas frases hechas y optamos por dejar de oír, dejándonos llevar sin ser capaces de oponer resistencia; porque nos cansamos de explicar nuestras verdades y nos rendimos ante las mentiras y las vanidades de los que hipnotizan por puro hastío ; porque nos agotamos intentando mantenernos leales a nuestro trabajo mientras descubrimos que hay muros que jamás podremos traspasar, y que, además, a nadie le importa en qué lado nos quedemos; porque nos fatigamos hasta quedarnos sin respiración ante la imposibilidad de hacer frente a las injusticias y conseguir dejar en evidencia a quienes las provocan; porque a veces hasta nos cansamos de nosotros mismos y nuestras insistencias. Así que sí, el cansancio es un arma poderosa que consigue que nos demos por vencidos, incluso antes de que nuestros enemigos hayan descubierto su poder. Aunque ni tan siquiera llegan a eso aquellos que nos desesperan con su intransigencia, su mentira, su ignorancia, su falta de dignidad, su descrédito, su egocentrismo o su nepotismo. Porque debe ser muy cansino aguantarse a sí mismos.

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