Opinión

El color azul, mejor para los pitufos

Interpretar el significado de los colores parece ser una ciencia con resultados casi infinitos. El azul abarca una gama de posibilidades que va desde definir la masculinidad o lo divino, hasta ser el color asociado a la fantasía y a las ideas utópicas. Yo me inclino por esta última acepción y ahí están: la sangre azul, el príncipe azul, los pitufos. Y entonces aparecen As Burgas de azul, al igual que no sé cuántos edificios emblemáticos del mundo, para recordarnos el azul de la ONU, ese organismo que parece ser cumple 70 años. Y aquí sólo cabe un significado posible, el de fantasía, en la acepción de presunción, arrogancia o gravedad afectada, que le otorga la Real Academia.

No sé si en Ucrania han decidido iluminar algún edificio especial o si tal vez han optado por ser más prácticos, y han decidido incorporar a los proyectiles que silban en algunos de sus terrenos un haz de luz azul, o tal vez en las casas de Donetsk, donde se mueren de frío, se decoren las paredes bombardeadas con un azul cobalto, por ejemplo. Porque la ONU no pudo denunciar la anexión a Rusia, ni acusar a nadie ante el derribo de un avión que costó cientos de vidas, porque Rusia es uno de los países que tienen derecho a veto, y lo ejerció. A lo mejor, también en el Congo, en la ciudad de Goma, donde se encuentra el cuartel general de la ONU, los habitantes estén tirando cohetes azules llenos de alegría. La extracción del metal coltán, que nos proporciona nuestra alta tecnología, produce esclavitud y asesinatos, y los representantes de la ONU toman nota y apuntan desde hace años, pero ellos, los otros, siguen muriendo y siendo explotadas.

A lo mejor en Ruanda, los supervivientes del genocidio que vieron aterrorizados cómo los cascos azules de la ONU los abandonaban frente a machetes y asesinos enloquecidos, allá en el año 1994, ahora estén eufóricos luciendo en su reconstruido país grandes lámparas azules para celebrar esta efeméride; o las víctimas de la invasión a Irak que descubrieron por dónde se pasaban el veto de la ONU los países de Azores.

Así que, 70 años después, lo único que queda claro es que la ONU sirve de muy poco, y siempre que no dañe los intereses de alguno de los cinco miembros permanentes de su consejo de seguridad: China, Francia, Reino Unido, Rusia y Estados Unidos. Tal vez, y por decencia ante los millones de víctimas del mundo a los que ha dejado olvidados, sólo deberíamos iluminarnos de azul cuando los pitufos cumplan años, esos, al menos, ni engañan, ni abandonan. Todos sabemos que no son de verdad.

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