Opinión

In memoriam

Luis Romero

Muchos te recordarán por tu labor al frente del Colegio de Abogados de Ourense, otros por tu etapa en la presidencia del Consello Económico y Social de la Universidad de Vigo; todos, sin distinción, por tu generosidad y honestidad profesional, desplegadas durante más de 50 años en el ejercicio de la abogacía, actividad a la que serviste y de la que disfrutaste hasta el último instante de tu vida.

Aquí, en la calle Concordia, en tu calle, donde está y para siempre estará tu despacho, donde has formado a decenas de nuevos abogados, difícilmente podremos pronunciar la palabra recuerdo porque, entre otras razones, tu enseñanza fue herencia y ella, el fruto que permanecerá tras tu ausencia. Sin duda, el foro ourensano ha perdido a uno de sus juristas más sobresalientes pero, sobre todo, ha quedado huérfano del amigo, del compañero y del maestro, pues no en vano siempre fue fiel a una de sus frases favoritas: “Manos que no dais, qué esperáis”. Esas manos ya no estarán para acompañarnos y guiarnos, para levantarnos de nuestros fracasos, para abrazar y compartir nuestros éxitos, pero todos los que las hemos recibido, jamás dejaremos de sentirlas. Has sido un ejemplo para toda la abogacía y haber compartido contigo su ejercicio durante todos estos años, un lujo impagable.

Gracias Emilio, gracias jefe.

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