Opinión

Tristeza (Sagan/Rosalía)

Esta temporada nadamos en ’felicidad’ plasmada más que nada en deseos y palabras, sin embargo subnadamos en un mundo de tristeza disfrazada de mil caras -ansiedad, estrés, depresión, decepción, amargutas- incluso se ha escrito una frase-slogan ’queremos píldoras’ en contra de la felicidad. Pero esta sigue siendo un gran mensaje de las fiestas celebradas, un gran anhelo de la humanidad, y según la filosofía moral clásica el último fin del hombre: ’La Bienaventuranza’.


La tristeza emerge en nuestro tiempo como en aquellos de la última Guerra Mundial que marcó toda una generación y que tuvo un punto de referencia en la novela de Françoise Sagan ’Buenos días tristeza’, un éxito sin precedentes de crítica y público. También, a nivel gallego, la ’tristura’ es una constante que tiene su expresión máxima en la obra de Rosalía de Castro.


Este sentimiento definido como un estado de ánimo caracterizado por un dolor o desilusión que incita al llanto, equiparado a la pesadumbre o melancolía, en el cante hispano-suramericano a esos desgarros de guitarra con acento amoroso y triste.


La tristeza emerge en nuestro tiempo como en aquellos de la última Guerra Mundial, que tuvo un punto de referencia en la novela de Françoise Sagan ’Buenos días tristeza’ El famoso escritor francés P. Luard describe la tristeza como ’un cruce de caminos’. La saluda con el ’Buenos días’, pero también la despide con el adiós tristeza. Para Sagan es un sentimiento desconocido cuyo tedio, cuya culzura, obsesionan. En esta lucha inaplazable estaría Dios, si yo creyera -dice la escritora gala- en tal circusntancia es bastanet cerer en el azar. Y Rosalía añadiría y completaría con la nostalgia o ’morriña’ que tiene siempre sed de otra cosa.


Es un profundo dolor de vivir. A pesar de relacionarse con aliados peligrosos que hemos citado, se diferencia en que no nos pone al borde de la desesperación. Se queda en un estado intermedio. No es del todo miseria, es amor, poder del amor, cuya amabilidad surge cual monstruo sin cuerpo. Cara desencantada. Tristeza, bello rostro, pues los pobres te denuncian con una sonrisa: ’Buenos días, tristeza’. Pero también ’adiós tristeza’.

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