Opinión

Cómo se comportara la vivienda en 2023

Desde mi óptica, espero un 2023 estable y con precios moderados en el conjunto de Galicia, con menos operaciones de compraventa de viviendas y con un alquiler con incremento de precios y más presión de la demanda. Y estas, según mi criterio, son las principales claves:

  • El mercado de la vivienda en compraventa, tanto usada como nueva, ha cerrado el mejor año de la última década.
  • Los precios de venta se estabilizarán en el primer cuatrimestre del 2023.
  • El mercado de la vivienda en arrendamiento seguirá al alza y con menos oferta en el primer semestre.
  • Las grandes ciudades de Galicia no sufrirán una caída de los precios a pesar de un contexto económico adverso.
  • Los bajos y locales comerciales vacíos se incrementarán un 12/15% en el conjunto de Galicia en este primer semestre.
  • Habrá menos concesión de hipotecas y más caras.
  • Descenderán un 10% las compraventas de viviendas nuevas y usadas en el primer semestre del año.
  • Vigo y A Coruña seguirán focalizando la mayoría de operaciones de compraventa de viviendas y seguirán siendo centro de interés de inversión.

Los costes de construcción, el alza de precios tanto en viviendas nuevas como usadas reformadas, la escasez y encarecimiento de las materias primas, la rehabilitación de las viviendas en una comunidad como la nuestra con más de 350.000 desocupadas, siguen siendo los principales retos y adaptaciones a las principales coyunturas que el sector afrontará este ejercicio. Las tensiones en precios se producirán principalmente en el mercado del alquiler, y con las siete principales ciudades como los municipios más tensionados en precios y oferta menguante.

Aun así, la incerteza económica y la debilidad en la coyuntura de los hogares gallegos tendrá menos impacto del previsto hace pocos meses. Es decir, en este primer semestre los precios de la vivienda en alquiler seguirán incrementándose moderadamente y la oferta seguirá disminuyendo por la inseguridad de los propietarios.

Pero 2023 será también el año de la aprobación de la nueva Ley de Vivienda, y sus talones de Aquiles: Desconfianza absoluta de los propietarios hacia una próxima Ley que les deja en una situación de inseguridad jurídica. Derivación de viviendas de alquiler tradicional hacia el de vacacionales, por rentabilidad y seguridad jurídica. Falta de incentivos y bonificaciones fiscales a los propietarios.

La inseguridad jurídica, la prohibición transitoria de repercusión del IPC en la renovación de contratos de alquiler, una Ley de Vivienda intervencionista y el aviso de penalización a las viviendas vacías o la limitación de precios penalizan al pequeño propietario que busca una alternativa distinta al alquiler tradicional de su vivienda. Lo cual, sumado a una rentabilidad en la vivienda vacacional muy superior a la tradicional produce un auge de la turística como nunca antes se había visto. En definitiva, alquileres y vivienda vacacional al alza y locales y bajos comerciales a la baja.

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