España finiquita a Sánchez y su tropa de vividores, política y democráticamente, en las urnas, que es donde la libertad del ciudadano podía y debía combatir el libertinaje destructivo del Sanchismo y sus socios políticos. Un vuelco político contundente, nítido y sin paliativos, en una España harta y hastiada como nunca de las conductas indecentes, de legislaciones erráticas y caprichosas, y de soportar a toda una tropa de vividores de lo público como jamás se recuerda en todo nuestro periplo democrático.
Un Sánchez, junto con su cohorte de ministros y ministras, que viajaban a todo trapo en Falcon como nuevos ricos con sus jets privados mientras nos decían a los españoles que pusiéramos las lavadoras a las cuatro de la mañana para ahorrar en el recibo de la luz. Unas podemitas que vivían en inmuebles del Estado de más de cuatrocientos metros, pagados con nuestros impuestos, como Yolanda Díaz, mientras publican en el BOE una Ley de Vivienda que deja a cualquier propietario a los pies de la más absoluta inseguridad jurídica, y generando expectativas virtuales a las familias vulnerables y a los más jóvenes, con decenas de miles de viviendas que nunca se van construir más que en papel, que siempre lo soporta todo. Nos decían hasta lo que debíamos comer y qué tipo de juguetes debíamos o no comprar a nuestros hijos mientras ellos practican un libertinaje insultante y aberrante en su día a día ante toda la sociedad española. Y esos mismos españoles y españolas, a los que ellos han tratado como vasallos en una política feudal, han dicho con sus votos en urna que hasta aquí llegamos, basta ya de tanto reírse en nuestras propias caras.
Y sí, unas elecciones municipales y autonómicas que han significado también la laminación política de dos formaciones, Unidas Podemos y Ciudadanos, convirtiéndolas ya en residuales y marginales.
Y sí, también unas elecciones autonómicas donde mi admirada Isabel Díaz Ayuso ha arrasado en Madrid, enseñándole ya la puerta de salida, el 23 de julio, en las próximas elecciones generales a Sánchez y su tropa. ¡Qué valiente y resolutiva mujer es Ayuso! A la cual le deseo lo mejor por su arrojo y coraje.
Y ¿qué ha pasado en mi ciudad, Ourense? Pues que con que toda una semana de tormentas con truenos y relámpagos, que ya no era un buen presagio... las meigas ya nos avisaban a las claras de que el cielo se podía desplomar sobre nuestras cabezas... y se desplomó. Comprobaremos el grado de destrozo en los próximos días.
Fue un error descomunal rescatar a dos candidatos provenientes del pasado político de Ourense, los dos con sus luces y sus sombras. Fue otro gran error el que ellos mismos aceptaran el encargo cuando habrían tenido que ser conscientes de que tanto una formación política como la otra deberían haber sufrido una catarsis total y absoluta de actualización y regeneración. Y es que, los que habían creado el problema, directa o indirectamente, no eran ni son ahora la solución de nada, de absolutamente nada.
Lo escribía en mi columna de la semana anterior: “Ourense tendrá que escoger entre el menor de los males, es decir, el menos malo, para intentar recomponer el brutal estropicio y destrozo cometidos a lo largo de estos años”. En esa tesitura nos habían puesto.
Conclusión: el PP gana y arrasa en todo España, menos en mi ciudad, Ourense, donde espero dimisiones de manera inmediata, y una catarsis total y absoluta.
