Opinión

El gobierno bipartito de los impuestos por doquier

A estos socialcomunistas les encantan los impuestos, los nuestros claro. El esfuerzo fiscal en España es un 6, 6% superior al promedio de la UE y la eficiencia en el gasto público, muy inferior a la media, pero eso da igual. Como les da igual que que la mitad del coste del combustible, de la gasolina que usted echa en su automóvil, sean impuestos. Pero ahí no se toca, aunque los combustibles estén en máximos, hay que recaudar como sea para pagarle a tanto asesor, tantos viajes en Falcon -de esos que no contaminan nadita-, a todos los sitios habidos y por haber, y a vivir que son dos días. En definitiva, que entre tanto impuesto ya innumerable, tanto directo como indirecto, como el de la factura de la luz, y con una inflación galopante, los márgenes de cualquier empresa quedan a los pies de estos “brillantes gestores”, que ni se ruborizan por ello. Qué tropa de figuras tenemos al frente de este país.

Tengo que refugiarme en la lectura de mi Julio Verne particular, en mi escritor de cabecera, Fernando Vizcaíno Casas. Qué bien supo hacernos ver, con años de adelanto, los devenires de esta España nuestra. Qué estupendamente conocía al pueblo español Vizcaíno, y qué bien sabía y conocía la falsedad y perjuicio del socialcomunismo para cualquier sociedad, y en concreto para nuestra España. Vividores públicos aburguesados con los dineros de nuestro sacrificio y esfuerzo personal, que no el suyo. La España de los Lazarillos de Tormes que inundan con su presencia Congresos, Senados, Parlamentos, Administraciones locales, empresas públicas y chiringuitos varios, donde la meritocracia es simplemente un absurdo que se desprecia sin rubor en favor de la pleitesía más mezquina de los palmeros y abrazafarolas de turno.

Aún así, la España silenciada, obviada, despreciada y utilizada vilmente, se intenta poner en pie, agarrándose con toda su fuerza al último clavo ardiendo de nuestra sociedad, hay partido, vaya si lo hay.

No puedo dejar de referirme al último esperpento acontecido en la aprobación de la reforma laboral. Una ley que modifica pocas cosas y las que cambia es para crear más problemas. Eso sí, en la que no falta, por supuesto, más poder y dinero para los sindicatos. Esos que también saben defender los derechos de los empleados y, para ejemplo, estos dos últimos años... pero qué bien se vive a cuenta del dinero público de nuestros impuestos. Y es que estas ministras que un jueves se acuestan tarde y un viernes temprano, pues buff... ¡vaya sacrificio! Lo digo solamente porque mi mujer, al frente de su propio negocio familiar desde los 18 añitos -y ya algunos más-, como que lo lleva haciendo de manera ininterrumpida 33 años seguidos, y criando a tres hijos... una estatua se merece cono mínimo. Supongo que como millones de mujeres en todo nuestro país. Y no sale a dar el “mitin público” de su esfuerzo y constancia.

Me olvidaba de un pequeñísimo detalle, ministra: que haya tenido que ser el Consejo de Transparencia el que haya  obligado a su Ministerio de Trabajo a revelar que usted habita en una  vivienda oficial de  propiedad pública de  443 metros cuadrados, con servicio incluido y con el Falcon a la puerta para lo que necesite. Pues como que me da un poquito de vergüenza ajena escuchar después sus propuestas de políticas sociales para todos, todas, todes.

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