Comienzo con mis propios recuerdos en el Regimiento Zamora 8, el Fiel. Ya han pasado años... unos cuantos, y los recuerdos menos buenos ya se han borrado de mi memoria. Sólo perduran aquellos que me hacen esbozar una sonrisa y que me generan añoranza de un periodo de mi juventud. En el Regimiento de Infantería Zamora 8 estuve primero en el Cumial, y posteriormente en la Secretaría del Gobierno Militar de Ourense, ahora llamada Subdelegación de Defensa. Me vienen a la mente muchos nombres de compañeros, y como no quiero olvidarme de ninguno, solo voy destacar tres: Antonio Losada, Carlos Rego y Pedro Reboredo Piñeiro. De estos tres compañeros y amigos guardo un muy especial y bello recuerdo por un aprecio mutuo y por unas vivencias, tanto de uniforme como de paisano, que siempre estarán presentes en mi persona. Y este jueves, día 25 de abril, espero verlos en la comida de confraternización que celebraremos, y que con mucha seguridad no se volverá repetir.
Y esta introducción de una vivencia personal me lleva a un debate que últimamente vuelve a primera línea de la actualidad. Me estoy refiriendo a si es necesario implantar nuevamente un servicio militar obligatorio temporal ante un contexto global donde los presupuestos en Defensa se están incrementando de una manera notoria en los últimos años en la mayoría de los países de nuestro entorno.
Empiezo con los datos. El presupuesto actual del Ministerio de Defensa de España es de un 1,30% del PIB, por un importe del 12.800 millones de euros, cuando lo mínimo exigible actualmente en los países OTAN, de la que formamos parte, es de un presupuesto de partida del 2% del PIB, y lo recomendable sería llegar al 3%. Pero una vez más, un Pedro Sánchez que no quiere ver las posibles amenazas que nos rodean ha decidido prorrogar las cuentas de 2023 y frenar el anunciado en un principio plan estratégico de defensa de España. Es decir, un freno a la inversión industrial y dinamización de nuestra economía. Es bueno recordar que los proyectos militares manejan plazos largos e inversiones de capital intensivas, por lo que la incertidumbre presupuestaria puede hacer descarrilar los cronogramas, proyectos y diseños. Aunque eso al sanchismo, y sus socios de gobierno, les preocupa absolutamente nada .
Y volviendo al servicio militar español -el cual quedó finiquitado un 9 de marzo del 2001 de la mano del Gobierno de Aznar mediante un Real Decreto-, hay que decir que son varios los países que se están planteando reiniciarlo, como Alemania o Francia. La realidad es que, bajo mi opinión, volver al modelo de reclutamiento obligatorio que teníamos en España hace ya más de dos décadas sería obsoleto. Pero también, desde mi unipersonal opinión, el que volviese de manera voluntaria por un periodo de tres meses, para todos y todas, y cada uno de los movilizados pudiese realizar el servicio militar en su CCAA y de manera renumerada, equiparada a las retribuciones de la tropa profesional, pues nos dotaría de un conocimiento previo militar más que necesario en los tiempos que corren.
Lo dicho, el debate ya está abierto y lo iremos viendo. Hoy toca disfrutar de la compañía de compañeros y amigos de una etapa de nuestras vidas en Ourense.
