Opinión

Si nos falta el pulpo... se acabó todo!


Nuestro rosario de preocupaciones estivales no para de crecer . Este pasado domingo, La Región, nos avisaba de un verano, ”con muy poco pulpo”. Buff... ¡era ya lo que nos faltaba! Les adelanto que, personalmente, puedo desayunar pulpo, almorzar pulpo, merendar pulpo, cenar pulpo y sustituir el chocolate con churros de las seis de la mañana por una buena ración de pulpo. Así que espero que nuestro imprescindible cefalópodo no nos falle, ni en el verano, ni ningún día del año. 

Lo que si no escasea, sino que abunda en sobremanera, son los “políticos” multicolores provinciales alrededor de una mesa repleta de viandas y buen vino en cualquiera de los innumerables eventos festivos de nuestra geografía, y siempre con su correspondiente selfie, para que quede constancia de su palmerismo de estómago agradecido. Si, esos mismos a los cuales no se les cae la cara de vergüenza por no aportar absolutamente nada de nada a la provincia que dicen representar, y por la que cobran retribuciones públicas que jamas cobrarían en el sector privado. Y así nos va en todos los parámetros económicos y sociales con esta tropa de cargos públicos vitalicios ineficientes e ineficaces, y estoy siendo muy suave, extremadamente suave en mi apreciación sobre estos personajes. 

Que nuestra valoración catastral de parque inmobiliario y de fincas rústicas sea el más bajo de toda España no es ninguna casualidad. El valor de nuestras propiedades está devaluado como nunca, y las del rural ni les cuento ya. Y vamos con los datos, para que algunos se enteren:

El 83% de las fincas rústicas transmitidas en nuestra provincia lo son por herencias, donaciones, permutas y varios. Únicamente el 17% de las fincas rústicas transmitidas lo son por compraventa. Y es que el sector forestal y agroganadero acaparan la práctica totalidad de las compraventas de parcelas rústicas. En este punto es bueno recordar que desde la entrada en vigor de impuestos cero en el rural gallego la compra de y agrupación de fincas rústicas tienen exenciones fiscales. 

Pero la verdadera oportunidad está en el reto de alimentar a una población europea y sus cambios en los hábitos de consumo de la sociedad hacía una alimentación más sana. Y ese debería ser el potencial de inversión en el sector agroalimentario gallego, lo que fijaría población con empleos estables y de calidad en una Galicia vaciada y con políticos sin visión, lo cual aún agrava más el problema. 

La mayoría de las fincas rústicas transmitidas en compraventa lo son por usos  de caza, ganaderas, agrícolas o de recreo y ocio, o para complementar fincas ya en propiedad. El perfil de vendedor habitual son herederos de esas fincas, donde el interés por parte de muchos de ellos en mantenerlas es reducido. Muchos de ellos ni siquiera saben su ubicación de localización, o incluso que son poseedores de las mismas al ser transmitidas muchas de ellas por hijuelas cuyo nombre del propietario catastralmente es de padres , abuelos o incluso bisabuelos. Lo cual complica mucho documentalmente los trámites cuando de trasmiten a través de una compraventa. 

Aunque el rural y la Galicia vaciada lo es cada vez más -sin empleó y trabajo local jamás se fijará población por muchas bonificaciones fiscales que se creen- si se puede hablar de una oportunidad de negocio en las parcelas grandes o donde exista la gran asignatura pendiente de nuestro rural que no es otro que la concentración parcelaria para buscar rentabilidades y oportunidades reales de negocio. Sobre todo a raíz de la crisis alimentaria que padecemos, por lo que podemos nuevamente convertir el rural  en una gran despensa de calidad. Pero para eso hacen falta políticos de verdad... y  no lo que tenemos actualmente. Así de cristalino. 

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