Opinión

Letal para Ourense

Para Ourense sería letal que…” ¿Les suena esta frase lapidaria de hace cuatro años, publicada por este mismo periódico? Pues sí, el autor de la frase acertó de pleno, por si le sirve de consuelo, aunque lo dudo. 

Me había prometido a mí mismo pasar de puntillas por este periodo electoral en el que ya estamos inmersos, escribiendo y analizando exclusivamente temas ajenos al periplo político local de mi ciudad. Y me había hecho únicamente el propósito de acercarme, la tarde-noche del domingo 28 de mayo, por el plato que Telemiño y La Región suelen montar en las elecciones municipales para compartir impresiones, distendidamente, con las personas que habitualmente suelen asistir y a las cuales conozco en su casi totalidad. Pero es que los hechos conocidos -los cuales, en un formidable ejercicio de periodismo de investigación y de valentía informativa, nos ha ido narrando puntualmente La Región- lo han cambiado todo. Al igual que el ya imprevisible resultado de las urnas de una judicializada campaña electoral como no se recuerda en el periplo democrático de nuestra denostada ciudad. Y es que todas las encuestas electorales realizadas hasta la fecha, y las internos de las propias formaciones políticas, han quedado ya a los pies de la nada. 

Cómo va a modular el resultado electoral toda la información conocida a través de este periódico es aún una incógnita. Aunque creo y pienso que el voto en estas elecciones municipales va ser más reflexionado que nunca, lo cual sería un ejemplo de coherencia colectiva. Y es que, lo que suceda en la gestión de lo público en los próximos cuatro años en nuestra ciudad lo vamos decidir nosotros, única y exclusivamente, en pocos días. 

Y mi primera pregunta-reflexion es la siguiente: ¿Ustedes dejarían su patrimonio, y el futuro de su familia y el suyo propio, en manos de presuntos corruptos para su “gestión y administración”? ¿Lo dejarían? Y dejarían la gestión de lo público a un candidato a alcalde investigado por la Fiscalía, respetando siempre la presunción de inocencia, y la cual ya ha abierto diligencias por los presuntos delitos de coacción al funcionariado, suplantación de identidad, falsedad documental, malversación de caudales públicos, prevaricación, cohecho, tráfico de influencias y financiación ilegal, y que no suenan nada, pero nada bien?

¿Y cómo se ha llegado a esta esperpéntica situación? ¿Qué ha fallado en el sistema? Siempre es positivo hacer un ejercicio de memoria para analizar cómo se ha llegado a este penoso momento. Toda esta historia empieza cuando el Plan General del año 2003 fue anulado, entre otras causas, por haber introducido cambios sin una posterior fase de información y exposición pública. Nueve sentencias del TSXG, una tras otra. La última de ellas, el 17 de abril del 2008, fue la mas grave, ya que lo anuló porque el documento expuesto al público no se correspondía con el documento aprobado. Ahí , en ese preciso momento, se tumbo una buena parte del futuro de Ourense, y ahí también comenzó a generarse el recelo y desconfianza de los ourensanos. Un caldo de cultivo que se fue alimentando y engordando en las sucesivas legislaturas municipales, con episodios dantescos, grotescos y surrealistas - sobre todo en estas dos últimas-, hasta generar un rechazo y crear un hastío total y absoluto en una buena parte de la sociedad ourensana. De aquellos barros estos lodos.

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