Opinión

Optimismo realista

El análisis de los datos no admite interpretaciones, solo evidencian y contrastan realidades. Por esto mismo en los últimos meses he puesto énfasis en las circunstancias negativas de nuestro entorno socio-económico por dos motivos principalmente. El primero, para que reaccionásemos como ciudadanos ante la brutal crisis que laminaba nuestro estado del bienestar, ya que desde un estado contemplativo, apático o conformista jamás íbamos a remontar la coyuntura que estábamos sufriendo. El segundo motivo consistía en advertir a aquellos que gestionan nuestros recursos económicos y marcan las pautas a seguir desde las diferentes administraciones públicas, que tenían y tienen que estar muy seguros de sus decisiones y planteamientos así como de su capacidad de gestión para que sus líneas de actuación derivasen en un beneficio a la ciudadanía y no un perjuicio que agravase aún más la situación.

Desde hace varios meses, algunos datos macroeconómicos son positivos, pero estos aún no se trasladaban a la economía real. Pues bien, ahora sí podemos decir que se evidencia la ansiada recuperación que se constata en los datos positivos que inciden en la economía de pymes y familias. Para ello me baso en el análisis de cuatro factores. Por un lado, el crecimiento del sector turístico nacional, ya no nos vamos a países exóticos, pero sí a destinos más próximos a nuestra situación geográfica, contribuyendo de esta forma a aumentar el turismo interno a destinos dentro de nuestro país. El segundo dato positivo lo constatamos en el aumento de la venta de automóviles, verdadero termómetro de nuestra capacidad de recuperación del consumo doméstico, y éste da señales de aumento en la contratación de nuevos trabajadores y en el aumento constante de la venta de vehículos, tanto nuevos como usados. El tercer factor es la constatación del final de la destrucción de empleo. Y el cuarto, la compraventa de viviendas, la cual da síntomas de recuperación desde mínimos históricos y de unos precios que se han corregido en algunos casos hasta el 50% de su valor inicial, equilibrando así el precio de la vivienda a la renta per cápita de los ciudadanos.

Pero también es evidente que se nos ha caído una buena parte de nuestra clase media, la cual ha perdido una más que notable calidad de vida. Y ya no digamos las rentas bajas, las cuales transitan dentro del porcentaje de personas en riesgo de exclusión social. Por lo que es evidente que queda una ardua tarea por delante de reconstrucción del estado del bienestar y de la calidad de vida de los ciudadanos. De esta forma, la constancia y el esfuerzo deben ser mayúsculos, y las personas que quieran acometer estas tareas deben tener ideas cristalinas y la suficiente fuerza interior y exterior para acometerlas. No hacerlo así sería imperdonable.

Estamos iniciando la recuperación y lo manifiesto abiertamente 24 horas después de finalizar unas elecciones europeas, y lo digo de esta manera para que nadie piense que al calor de una ideología política lanzo un mensaje de ilusión. No, lo puedo decir porque a sabiendas de que aún quedan altos y bajos, y muchas piedras en el camino, éste ya tiene forma y dirección. Eso es bueno y positivo y así se debe decir.

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