Opinión

El principio del fin del PSOE en España

Que la descomunal y brutal humillación a la que ha sometido Puigdemont a Pedro Sánchez y a su PSOE va a significar el principio del fin de esa formación política, es incuestionable. No tengo ninguna duda de ello, ninguna.

 Han traspasado todas las líneas rojas de la convivencia, respeto a las leyes vigentes, igualdad entre semejantes y Comunidades Autónomas 

España se interna en el lado oscuro como peaje a presuntos prófugos, malversadores, terroristas y demás calaña. Y sí, estoy preocupado, muy preocupado por todo lo que está sucediendo en nuestro país. Han traspasado todas las líneas rojas de la convivencia, respeto a las leyes vigentes, igualdad entre semejantes y Comunidades Autónomas. Una confrontación y ruptura sin parangón en todos los parámetros de la sociedad española. Y aquí un paréntesis, para invitarles a reflexionar en cómo se ha llegado a esto y cómo hemos permitido que suceda, porque España ha pasado en los últimos días de una democracia a una autocracia, “por obra y gracia del sanchismo”. 

Lo que está aconteciendo significa el fin de una democracia libre y plural en España, sin paliativos, y la demolición de nuestro Estado de Derecho, aunque muchos españoles aún no sean totalmente conscientes de ello. Lo serán en los próximos tiempos, cuando vean y noten en su día a día que el modelo político totalitario venezolano sea el que reine, pero esta vez dentro de un país de la Unión Europea. Somos el hazmerreír del mundo occidental, aunque eso es ya lo que menos nos debe preocupar. Nuestro día a día va a ser nuestra gran preocupación. ¿Quién va querer invertir y generar riqueza en nuestro país donde la seguridad jurídica es ya una quimera? ¿Quién va querer ser empresario o empresaria en donde se les demoniza y persigue fiscalmente como si fueran delincuentes? ¿Quién va a querer emprender y crear empleo donde solo se piensa en reducciones de jornada pero con unos costes inasumibles para cualquier actividad económica? ¿Quién va a sostener el libertinaje económico de todo un Estado donde el sector público es infinito? ¿Quién va a pagar el cupo catalán y toda su parafernalia anexa? ¿Quién se va a hacer responsable de la estratosférica deuda pública, la cual sigue aumentando irresponsablemente? ¿Vamos a ser los españoles de bien los “pagafantas” del prófugo Puigdemont y sus cómplices? De momento, Sánchez y Díaz seguirán volando en Falcon, bebiendo champán y comiendo lubina salvaje. Y digo de momento, porque espero que el frente judicial que se les abra en Bruselas sea sólido e inapelable para que estos dos individuos, y sus satélites, se sienten en un banquillo por todo el daño causado. 

Deseo que Galicia siga siendo una isla dentro de tanto despropósito

En unos meses, en 2024, serán las elecciones autonómicas de Galicia. Espero y deseo que Galicia siga siendo una isla dentro de tanto despropósito. Tal como nos ha recordado recientemente el presidente de la Xunta: “En la necesidad de aislar a Galicia del desgobierno, de las concesiones y de la locura que se está instalando en el Gobierno central”. Y espero que el pueblo gallego tome buena nota de a qué partidos políticos jamás debería apoyar con su voto en urna. A esas formaciones que han arrojado a España al fondo del abismo. 

Y una vez más, me quedo con las palabras de Isabel Díaz Ayuso: “Esta nación no se dejará doblegar por un pacto entre un político fuera de control y unas minorías rabiosas y corruptas. El Estado de Derecho, la dignidad y España prevalecerán”. Que así sea. 

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