Opinión

PXOM: lo que pudo ser y no fue

Los años pasan y no está mal recordar a los más jóvenes el patético periplo urbanístico de la tercera ciudad de Galicia, Ourense. A día de hoy la única de las siete grandes ciudades de Galicia que no tiene un plan general de ordenación urbana. Lo cual ha propiciado la pérdida de cientos de millones de euros de inversiones y la de más de 4.000 empleos en la última década, casi nada.

Un plan general supone en más de un 50% la viabilidad económica, social y demográfica de una ciudad. Y no, un PXOM no solo se refiere a construir en vertical u horizontal, ni a la edificabilidad. Un PXOM son servicios, infraestructuras, dotaciones, suelo comercial e industrial, ordenación del urbanismo y seguridad jurídica urbanística, crecimiento ordenado y recuperación del patrimonio arquitectónico. En definitiva, un PXOM es futuro, sin paliativos.

Y ¿qué ha pasado para que no tengamos un PXOM aprobado de manera definitiva en tiempo y forma que garantice ese futuro? Pues de entrada, nos ha tocado lidiar con unos políticos locales que únicamente han representado, y representan la ineficacia e ineficiencia total y absoluta, entre otras cuestiones que prefiero no abordar para no “herir sensibilidades”.

Todo empezó cuando el PXOM del año 2003 fue anulado, entre otras causas, por haber introducido cambios sin una posterior fase de información y exposición pública. Y no solo se anuló el Plan, sino también las Normas Provisionales aprobadas por la Xunta y el Concello, por haber omitido en su momento la fase de exposición pública.

Y debemos recordar a los más jóvenes los gravísimos errores cometidos con el urbanismo ourensano. Así, el Tribunal Supremo confirmó en su día que el urbanismo de Ourense era, y es, un caos, anulando las Normas Provisionales del 2011 y devolviendo en marzo del 2017 el Plan de urbanístico al año 1986. Ya que en su día, el TS rechazo el recurso presentado por la Xunta contra la anulación de las Normas que dieron cobertura al plan en 2011. Y como el PXOM de 2003 también fue anulado en los tribunales, derivó en que el caos urbanístico afectase también al plan especial para As Burgas. Unas normas provisionales que, en aquel entonces, daban cobertura a 15 zonas públicas y 15 zonas privadas.

Todo ello sin olvidarnos de lo caduco del Plan Especial de Reforma Interior. Lo cual ha derivado en una degradación y pérdida del valor de nuestro patrimonio arquitectónico en el área del casco antiguo. En total, un área urbana, la del casco histórico, que tiene una extensión aproximada de 20 hectáreas y cuya conservación de los edificios cuenta con protección desde la declaración como Conjunto Histórico Artístico el 12 de septiembre de 1975. Y un dato más, la habitabilidad del casco histórico, que únicamente suponía un 8,8% de la población de la ciudad hace una década, ahora solo supone un 5,6%. Y eso que el uso principal es residencial en un 95,23%.

Desde mi criterio, urge una elaboración de una nueva cartografía, ya que sin ella el desarrollo de un PERI sería inviable, a lo que hay que sumar los aún pendientes informes sectoriales. Creo que sería un muy grave error retocar el plan del año 1986 -el que está vigente-, para agilizar proyectos sin tener un nuevo PXOM aprobado en tiempo y forma, ya que ello solo generaría más inseguridad jurídica y seguramente la judicialización del mismo.

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