Con una España devastada, y con la cifra de 3.826.043 desempleados -casi 650.000 más que hace un año-, este Gobierno bipartito social comunista no tiene reparos en aumentarse sus retribuciones en un contexto de brutal crisis económica, social y sanitaria. Y ya es la segunda subida salarial de este Ejecutivo, después de que en enero firmaran un primer aumento de un 2%. Un Gobierno que se aplica a sí mismo la subida de los funcionarios y empleados públicos sin sonrojarse lo más mínimo, por imperativo legal, dicen. Hasta el propio gobernador del Banco de España cuestiona la subida del sueldo de los funcionarios aprobada para 2021 -y a la vez de altos cargos- y considera que "hubiera sido preferible subir solamente el salario de los sanitarios", en fin...
En la crisis del 2009 fue la desmesurada avaricia de numerosos bancos y cajas de ahorro la que casi quiebra el sistema con sus malas prácticas bancarias. La mayoría han desaparecido del mercado financiero actual, pero sus perniciosos efectos produjeron en la última década más de 600.000 ejecuciones hipotecarias a familias, autónomos y empresas, así como un perjuicio económico de decenas de miles de millones de euros al conjunto del país, los cuales nunca recuperaremos. Ahora, es la infinita avaricia de vividores políticos metidos a cargos públicos, que en su insaciable sed -de sus ya abultadas y vergonzantes retribuciones económicas- y al calor del incremento salarial del funcionariado, aún se suben más sus nóminas. Estos individuos, en el sector privado no ganarían ni un 20% de sus actuales y desmesuradas retribuciones como cargos públicos, y muchos de ellos engrosarían el listado de desempleados, sin duda alguna . Esa es la realidad, por eso se agarran como garrapatas a sus mamandurrias públicas pagadas con nuestros impuestos. Así es una buena parte de la clase política que padecemos en nuestro país, autonomías y ciudades. Sin duda, la brillante, eficiente, eficaz y resolutiva gestión de gobierno -del binomio Pedro Sánchez y Pablo Iglesias- salta a la vista de los 47 millones de almas que habitamos este país, los cuales observamos como este presidente, con sus 23 ministros y miles de asesores, están ya recogiendo su espectacular cosecha de parados, quiebras y cierre de actividades económicas. Y ¿cómo lo sufre la generación más joven y mejor formada en décadas? Pues nada más y nada menos que con un 41% de nuestros jóvenes en el paro juvenil. A los cuales les acompañan ya las más de 130.000 empresas que han cerrado en los tres primeros trimestres de este año. Todo ello con una renta de los hogares españoles que ha caído estrepitosamente un 8,6%, cuatro veces más que en la eurozona .Y sumándole una perdida del 87,1% de los turistas y el 86% de los ingresos de los meses estivales. Datos demoledores que derivan a decenas de miles de actividades económicas al cierre definitivo en los próximos meses. Sin actividad no hay economía, sin economía no hay empresas, sin empresas no hay empleo, sin empleo solo existirá pobreza y ruina. Pero no pasa nada, que de esta salimos "más fuertes".
Y no puedo resistirme a escribir un último dato: con las últimas cifras del INE desde marzo, han muerto en España 65.800 personas más que el año pasado, ese sería el número real de personas fallecidas hasta octubre por la pandemia . Y como ejemplo comparativo, en la guerra de Vietnam y en varios años de conflicto, Estados Unidos contabilizó 58.159 muertes . Extraigan sus propias conclusiones.
Sin duda alguna, los nuevos "Atilas" de este crisis histórica en nuestra España se llaman Pedro y Pablo, que no se le olvide a nadie, sobre todo para cuando haya que poner nombres a calles y plazas e inaugurar eventos y celebraciones. Así es este país de los Lazarillos de Tormes.
