Lo tenía muy claro Felix Alonso cuando de primeras, y a semejanza de lo que era, como aquellos aficionados de más edad se habrán percatado, de George Akles “Runnin rebel” -todo un campeón de la NCAA con UNLV que llegaba como relevo del lesionado Roosevelt Bouie en la temporada 1991/92- “un pivot -a descripción del periodista Javier Ortíz- de 2,05 de estatura, muy móvil y fibroso, de enorme salto para el tapón y el rebote, aunque con limitada capacidad ofensiva”, aconsejó el fichaje del “warrior” Kurt Kuath. Era lo que necesitaba el conjunto ourensano. Por favor, señores colegiados, ¡dejadle jugar! Al fin solo intenta defender lo suyo y a fe que lo hizo perfecto para bien de su equipo y desánimo de sus rivales acongojados a base de “chapas”, cuatro para las estadísticas, la “hostia” de ellas para el Pazo... El partido se decide a los puntos pero, a falta de mayor calidad y más responsabilidad, se proyecta a través de la defensa y Kuath defendió por todos. Al final, triunfo que vale por dos, justo, y que puede valer una permanencia o cuando menos mantenerse al frente del G7 o grupo de permanencia.
Se necesitó que transcurrieran varias jornadas de enseñanza, algún cambio en el plantel, de entrenador y la implicación del Pazo para que el conjunto ourensano abandonara los puestos de descenso, como para ahora fallar y el COB no lo hizo. Acertó Felix Alonso en su plan para esquivar los golpes de un rival más que necesitado y en este denominado baloncesto moderno, más de funciones que de posiciones, o de skills -habilidades, como dicen en la NBA- cada jugador ourensano, Kurt Kuath a parte, en especial Urtasum en el último cuarto y pese a algunas dudas en la generación, estuvieron más atinados y más intensos.
