Opinión

¿Ahora sí?

El inicio de partido por parte del COB fue apabullante. Una explosión de fuerza que me trajo el recuerdo de lo escrito por Blanco Amor sobre la vida en su vieja Auria, "tan sosegada en la superficie, parecía estar almacenando en sus honduras una oculta presión que surgiría, con brío inusitado, por cualquier grieta, como la descarga de una solfatara de la entraña del suelo". Y aunque en la eclosión alguna salpicadura alcanzó al conjunto ourensano, la sarracina destrozó por completo al Gijón. Zarandeado desde un primer momento por un COB más eficaz, profundo y acertado. Gustándose en un juego de espejo, con una equivocada dosis de petulancia en el tramo final del partido. Aunque fueron más las sensaciones que la energía.

Compendio en 40 mintos de lo que viene siendo la actuación ourensana a lo largo de la temporada.  A un "ahora sí" le sigue la mueca de la extrañeza de un inesperado gatillazo. Ganando, cierto, primordial para un equipo y afición "jodida", pero que no clarifica mucho las cosas cuando, a estas alturas, lo mejor que se puede decir de un jugador es que tiene condiciones, en lugar de afirmar o incluso negar un rendimiento determinado.

Lo cierto que la profundidad de banquillo ourensano produce una agradable sensación de fuerza, seguridad, que, luego, en el juego, por momentos, se transforma en recelo, vacilación e imprecisión al desentender los roles, el guión y las responsabilidades. Sin convicción el equilibrio no parece tarea fácil.

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