Opinión

Desenfreno en constante movimiento

Venía siendo el COB lo que para el crítico Gregorio Belinchón es el cine de Martin Scorsese: “Culpa y redención: montaje desenfrenado con una cámara en constante movimiento; personajes siempre al límite y una gran pasión”. Argumentación acrecentada de manera exponencial en su enfrentamiento ante Navarra. “Imágenes” de una velocidad máxima, “personajes” (jugadores) agitados en defensa, cogiendo/recuperando un balón y corriendo hacia la canasta ríval como si no hubiera un mañana y con la grada alentando ese zarandeo al rival. 

Vamos, retomando un lenguaje más baloncestístico, el COB se marcó de salida un “Golden State Warriors” (run-and-gun/correr y disparar) que, dada la diferencia entre ambos equipos, incitaba a pensar en una victoria contundente y fácil del conjunto ourensano. Que luego, con el devenir de los minutos y un repentino/¿inesperado? reequilibrio en el juego, no lo fue tanto.

No son tiempos de abundancia para el Club Ourense Baloncesto. Grieta reputacional aparte, al conjunto ourensano, en la cancha, parece bastarle con el acierto de los exteriores. Lo de Ferran Ventura, Greg Gantt y hasta Dagur Jónsson, es un hostigamiento constante desde los 6,75 m. Eso sí, sin la conjunción precisa dentro/fuera en ataque. Desajuste que ante rivales de mayor enjundia puede causarle algún disgusto. Le está costando lo suyo a Pennacchiotti va saliendo del paso un Carte más físico y experto, pero son muy pocos los puntos de ambos. “Doy un dato...” que diría una conocida política: 66 puntos de los exteriores (13/24 en triples) de los 85 finales. 

Bien es cierto que no se trata de estar bien para una momentanea foto sino llegar bien al escaparate final.

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