Después del cólera, la malaria, la viruela, la difteria, el sarampión, la rubeola, la poliomilietis, la gripe, hepatitis... cardiopatías y derrames, el cáncer... el puñetero sida... el ébola...
La dictadura franquista y su Ley de Seguridad Ciudadana, que consideraba como delito "la asociación y propaganda ilegal y las huelgas", ley de Vagos y Maleantes (La Gandula); la detención de sindicalistas, cuando, como dice mi buen amigo César Prada "algunas hostias din, pero foron máis as que recibin"; un inservible servicio militar y la desgarradora emigración.
La aparición de ETA y del FRAP, GRAPO -que a punto estuvo de llevarse por delante a mi amiga Tété en la DGS en Madrid- un fallido golpe de estado, la jodida foto de las vanidades (Azores), el caso del 3%, Gurtel, ERE, NOS, crisis de los 70, los 80, del 2008...
La aprobación por referéndum de la constitución de 1978, en el Congreso, el reconocimiento de las libertades fundamentales y legalización de todos los partidos, el reconocimiento de las Autonomías, la transición liderada por Adolfo Suárez, unas ansiadas elecciones generales que gana Felipe González (PSOE), integración de España en la Unión Europea, el Euro como moneda oficial, ser pioneros en leyes sociales...
La aparición de la radio, la televisión, las nuevas tecnologías...
Y el 5 de abril del 78, la primera huelga general de la democracia...
El desconsuelo que me provocó ver a mi padre cada vez más pequeño en una cama.
Después de cuidar a nuestros mayores, procurar el mejor futuro e independencia de nuestros hijos... cuidar a nuestros nietos...
¡Joder, esta no nos tocaba!
En la asfixia del encierro, dedico mucho tiempo a pensar en personas a las que no conozco. En aquellos seres queridos con los que no puedo estar. En que la imperfección es la regla general y que nuestros días no son más que una lucha permanente con las expectativas. En aquellos momentos que siendo más jóvenes nos sentábamos en un banco del Jardín, con menos sabiduría y el mismo ímpetu, y hacíamos una selección de la España de aquel momento que tiene tanto de 1970 como de la actual.
Parafraseando a La Bruyere, no queremos pensar que esta tragedia "es para los que sienten y una comedia para los que piensan..." en su beneficio. Y es "una enorme desgracia no tener talento para hablar, ni la sabiduría necesaria para cerrar la boca".
