Opinión

Esto es lo que hay

“Cuando la oportunidad llega, es demasiado tarde para prepararse”. Son palabras del creador de la leyenda de los Celtics, Red Auerbach, ante un mal partido, peor actitud y falta de concentración de sus jugadores. Y es que, continúa en su explicación, lo acontecido a lo largo de un partido “no tiene que ver con lo que le digas a tus jugadores, tiene que ver con lo que escuchan”. En este caso, es evidente que los jugadores del COB no “escucharon” con la atención que merecía el caso lo que el técnico, Félix Alonso, viene repitiendo con machacona insistencia: “Si somos capaces de mostrar/mantener la concentración y un buen tono defensivo, competimos ante cualquiera”. 

Reconozco que es difícil volver al tapeo de un mal partido después del excepcional banquete del partido ante el Coruña. Pese a ello, los aficionados ourensanos mantuvieron su apoyo, ante un desalentador prolegómeno, al confirmarse la baja de Turner -el único con puntos-, mal inicio del COB y peor desarrollo del partido. Lo que permitió al Cantabria, ya de salida, situarse en su “zona de confort”, entendiendo como aquella donde el conjunto cántabro sabe desenvolverse en provecho propio y descentrar a su rival, mejor que ningún otro equipo. Un modelo de competir, deslavazado, sin mayor brillantez ni concesión a la grada, un tanto “sui géneris” que el conjunto ourensano no solo fue incapaz de entender, sino que terminó por enredarse. Así, como decía el articulista M. Rajoy, “cuanto peor, mejor”. Esto, para Cantabria.

Ocurre muchas veces. Parafraseando a Xavi, entrenador del Barcelona, “las expectativas que se han generado han pesado un poco”. Hay que pensar que para que estas se cumplan hace falta más que una ilusión. A estas alturas, las carencias de energía o empuje son evidentes en un COB que asienta sus valores sobre un cinco titular. Y, si además de entre esos pocos falta el que tiene los puntos y al que puede ayudar, Samu Rodríguez, la árbitra, P. Lema lo tiene entre ceja y ceja (y esto viene de atrás) todo acaba confuso y con disgusto del Pazo. 

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