En la colisión de dos formas de jugar y mostrarse como equipo, el desenlace fue de los que parecen escritos de antemano.
Ajustado a un "principio de realidad" donde los equipos -aficiones- posponen sus deseos-ganas en función de las presiones de la realidad y que en este caso señalaban la superficialidad del resultado y una manifiesta supremacía presupuestaria del Basket Coruña.
Cierto que mostró mayores argumentos para ganar el Coruña, pero no por ello hay que regatearle al Ibereólica Renovables su empeño por cambiar de manera definitiva una dinámica negativa que ya comienza a tomar un buen camino. Nada que ver el conjunto ourensano, firme en sus convicciones, donde el proyecto está antes que los nombres y con el técnico, García de Vitoria como verdadero eje con un Coruña que, en su suficiencia económica, junto con Breogán el que más cuartos se gasta, hizo acopio de pedigrí y físico a tope, eso sí, de semejante perfil y rango, tanto es Matiulionis como Belemene, Peciukevicius o el "sobrao"-engreído mejor- Dago Peña de efímero paso por la ACB, siendo Monaghan la excepción.
Físico y acierto individual, suficiente en esta ocasión, aunque durante treinta minutos el COB fue capaz de aguantarles la mirada y que bien pudo protagonizar la sorpresa.
A lomos de la mezcla perfecta entre la vieja escuela que da la referencia de dos pívots puros en la pintura y la adaptación a los tiempos que demuestra la mayor amenaza desde el triple de Henríquez y Spight, el conjunto ourensano parece haber alcanzado su mejor nivel en esta Liga.
Lo que puede ser decisivo ante los momentos de gran trascendencia que se avecinan: Melilla y Play-In o última posibilidad de reenganche con los mejores.
El escenario defensivo va ser el gran reto para el técnico en su propósito por jugar un baloncesto tenaz, valiente. La base para estructurar ese equipo de autor deseado: duro, unido, trabajado y en el que todos suman.
