Pienso, mientras surgen las primeras conjeturas sobre el nuevo COB, en lo que decía Fabio Capello cuando se retiró de los banquillos: "Me encanta hacer de comentarista. Aquí siempre se gana". Toda la razón. Que si esto está bien, aquello no tan bien o incluso mal... sin considerar que, por distintas razones, y no solo deportivas, no es una pretemporada al uso y no solo para el conjunto ourensano, que también, pues hasta el último amistoso, ante el Básquet Coruña, no pudo contar con la totalidad de sus jugadores.
A veces las cosas llegan y pasan -"no puedo más, mi vida es así" cantaba Ray Heredia- sin que se puedan evitar. Habrá que sobreponerse. Y no todos los equipos disponen de un entorno capaz de superar la presión de los resultados. Contexto en el que los seguidores del COB llevamos ventaja. ¿Incertidumbre? Sí, pero mucha más es la ilusión.
Ante una de las temporadas de mayor nivel de la LEB Oro, plantillas muy fuertes, con muchos cambios y varios aspirantes, el poderoso Coruña, de interminable plantel aunque demasiado semejantes sus roles y muy capaz de abrirse paso en la zona rival por avasallamiento, es uno de ellos, quizá el que más, agradó en esta su presentación, el "bravío" de un nuevo COB con mayor equilibrio y profundidad de banquillo que en temporadas anteriores. Con remontada incluida para quedar a una canasta de la prórroga.
Un COB que parece apostar por un baloncesto "perimetral", donde el ritmo y el triple destacan, y de ahí la necesaria "integración" de los recién llegados Henríquez y Dimitridjevic, esperados protagonistas en este apartado, e ilusiona la presencia de los rookies, Brito y Menzies -muy grande y cambia tiros- en su capacidad por mejora y, y no es baladí, la "apostura" física.
