Con el tiempo, uno comprende que se va para volver. Que el verdadero tesoro es poder contemplar lo mismo pero con ojos nuevos. Que en una vida pueden caber varias vidas. Por eso retomamos los asuntos grandes en este nuestro pequeño viaje y somos capaces de rumiarlos desde una perspectiva nueva y sorprendente. Cambiamos de pareja. De ciudad. De opinión. Mi padre, que era un sabio, decía que no alcanza la vida para conocer la provincia. Yo tardé bastante en comprender que lo más exótico es lo que sucede aquí mismo. Sólo hace falta poner ojos de chino e intentar ver las cosas como si fuese la primera vez. Viajar es fantástico. Te permite conocer el corazón de los hombres y el tuyo propio. Pero la palabra viaje no entiende de distancias. Se puede viajar por el aquí inmediato desde el mejor extrañamiento. Y regresar transformado sin irse a ninguna parte.
Una amiga me regaló este mapa provincial en relieve. Un modelo viejo, con la publicidad de un banco que ya no existe y de tamaño mediano. Siempre soñé con uno de esos enormes que ocupan toda una pared, la inmensidad del territorio en tu propia casa. Pero este es el que tengo. Un mapita provincial de plástico. Arrugado como la provincia. Donde se marcan las cicatrices de todos los pliegues que el tiempo tectónico ha dado al paisaje. De un vistazo, le doy la razón a mi padre. La provincia eterna. Pintado a color, muestra este Ourense con forma de haba, casi como una Australia atlántica.
Lo tengo en la librería, para recordar antes de ir en bicicleta lo duro que es pedalear por la depresión del Miño o seguir con el dedo la ausencia de la laguna de Antela, el humedal más grande de España, desecado para plantar patatas. El mapa muestra las dos grandes sierras. Propone rodar por los últimos bosques antes de que alguien los tale, respirar las cumbres que aún no han descarnado y cruzar las aguas que todavía fluyen. No hay nada más radical que saber de memoria los nombres de los ríos y montes inmediatos. Es un memento para exploraciones de cabotaje. Hoy miraré el mapita antes de una microaventura por aquí cerca.
