Opinión

Y llegó Pello

No se recuerda una campaña electoral vasca de tan bajo perfil. No se recuerda hasta que llegó Pello Otxandiano, candidato de EH-Bildu a Ajuria Enea y a una pregunta tan sencilla como la realizada por Aimar Bretos de si ETA era una organización terrorista, el candidato, de 40 años, recurrió a la dialéctica que tan bien tiene ensayada la izquierda abertzle para no responder con lo obvio: si, ETA fue una organización terrorista.

No lo han dicho ni lo dirán. Tiempo han tenido de hacerlo pero si lo hicieran sería tanto como renegar de un pasado de silencio cruel ante los asesinatos, cuando no de aplauso claro. No puede sorprender, pues, la reacción de Otxandiano. Lo sorprendente es que todavía haya quienes se lleven las manos a la cabeza sintiéndose sorprendidos. La reacción de la portavoz del Gobierno es de enmarcar: es un acto de cobardía que atenta a la dignidad de las víctimas y a la propia democracia, para añadir que nada va a cambiar; es decir, HB-Bildu continuará siendo socio parlamentario. A fin de cuentas han apoyado todas las propuestas sociales y de ampliación de derechos.

Esto es pragmatismo y lo demás asuntos colaterales, casi sin importancia. Lo importante es sumar votos, abandonando así cualquier reflexión moral y como EH-Bildu lo sabe, tiene muy claro que su dócil protagonismo en el Congreso no corre riesgo alguno. Si además ganan las elecciones el próximo domingo, mejor que mejor.

Bildu no tiene prisa. En su fuero interno sabe que será difícil que gobiernen pero lo que más les importa es que en el debate político general todo transcurrra como si ETA nunca hubiera existido. Este es el principal objetivo de Otxandiano: dar por concluido lo que consideran un “ciclo”.

En esta consideración no están solos. Desde amplios sectores de la izquierda que, sin duda condenan el terrorismo, quieren el olvido y transitar por la vida política como si ETA nunca hubiera existido. Este “ciclo” se hubiera podido cerrar si EH-Bildu reconociera lo obvio. Y no, no es cobardía, es convicción.

Hay que reconocer que la estrategia les ha salido bien y no tanto porque llegue a acuerdos con el Gobierno, que también, sino porque desde el PSOE, partido plagado de víctimas, nunca se les ha hecho la pregunta que hizo Aimar Bretos. El blanqueo se produce cuando desde las filas socialistas y desde el propio Gobierno, con su Presidente al frente, se les ha tratado con mimo, con un respeto, con un cuidado que para sí lo hubiera querido en algún momento el PP que con todos sus errores es objeto de desprecio permanente.

Todo indica que el resultado final de las elecciones del domingo se van a dilucidar en un puñado de votos. Bildu y PNV se van a medir en unas elecciones que si bien parecían alicaídas ha tenido que llegar Pello Otxandiano para darles un interés que parecía inexistente.

A efectos de política nacional nada relevante va a ocurrir. Hace unas cuantas horas, el PSOE se ha avenido a pactar con ellos -y con Junts- la comparecencia, nada menos que de jueces y fiscales, en la comisión de investigación del Congreso. Para prueba, un botón.

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