Opinión

Caminata con molinos y “fervenza"

Fervenza do Barbantiño, el atractivo principal de la ruta con los molinos en cascada.
photo_camera Fervenza do Barbantiño, el atractivo principal de la ruta con los molinos en cascada.

Estos caminos fluviales, más de la mitad de la ruta, ofrecen una variedad que es dado encontrar en contados paseos.  Este de la caminata de hoy podría complementarse a voluntad, una vez arribados a la Fervenza, pasando a la otra orilla del río por el puente de hierro, para discurrir por la orilla derecha hasta la aldea de O Viñao; una vez aquí se puede acceder a la otra ribera, la izquierda, pasando por la piscifactoría, en ruinas, de O Viñao y más adelante por la central eléctrica del Barbantiño, que se alimenta de la tubería forzada que se nutre de las aguas transportadas por canal cubierto desde la presa más arriba. Un camino gratísimo para cualquier estación del año.


Amoeiro - Fervenza


Salimos del parque de Os Sentidos de Amoeiro en dirección Parada, al suroeste. Carretera asfaltada que en la cima vamos a tomar a derecha, al lado de un hórreo; seguimos por el asfalto hasta Costa do Monte, donde se encuentra la zona polideportiva cuando atravesamos su parque y nos dirigimos a Fontao, por un camino de lo más variado que nos introduce en el pinar y desde aquí a Casares donde en una de las camiñadas de los pazos de Amoeiro una generosa vecina auxiliaba a los rezagados y exhaustos de la subida desde la Fervenza, en dirección contraria, con empanadas y refrescos. Atravesamos el pueblo, bajamos por una "corredoira" herbosa y traspasamos la carretera de Parada que lleva a Maside, por A Pica, donde tomaremos hacia abajo allá donde una granja, ya por camino de tierra que nos da acceso a Vilanova y Vilaboa donde al paso saludamos a ese eminente inventor y profesor de físca en la universidad que es Gerardo Domarco, que nos ofrecería en una de las veces que hicimos la ruta, de su fruta. Proseguimos y nos encontramos en una profunda "corredoira" que nos traslada bajo el viaducto del AVE, que al seguir de frente una casa de piedra limita con los muros de la finca del Pazo de Parada, a cuya vera pasamos sin percibirlo, cuando seguimos entre fincas, y más abajo carballos y pinos, por más pista térrea, que desemboca en la carretera que baja a O Viñao. Como a 300 metros giramos a derecha en donde indicado camino a la fervenza, que por pista amplia y un repecho y varias cerradas curvas te plantan ante la fervenza do Barbantiño, que se observa desde un puente de hierro que sustituyó a tantos de madera que no resistían el paso de las, por invierno, bravas aguas. Allí seguiremos escalando peldaños en los molinos en cascada. 


Fervenza-Pazo da Martinga


Prosiguiendo hacia la cima una durilla rampa entre "carballos", algún acebo y retamas te lleva por la orilla izquierda del Barbantiño que se ve desde la cima como encajonado, cuando se pasa bajo el viaducto del AVE de nuevo y por sendero se llega bajo la presa que suministra la fuerza hidráulica a la central de Viñao aguas abajo. Superamos unos escalones y en pista por la orilla izquierda, continuamos paralelos al río represado, y en lugar de seguir pista arriba nos metemos bajo el túnel de desagüe para casos de grandes crecidas, pero que ahora y casi siempre más para tránsito de personas, prosiguiendo bajo la umbría de alisos, sauces, álamos, abedules y carballos. El camino fluvial sigue variado hasta alcanzar el puente de arco románico de San Fiz. Presas, sendero estrecho en la "carballeira" y acceso a molino que se ve en la foto, dos puentes poldrados, uno al lado de la antigua estación de bombeo del municipio de Amoeiro, cuando llevamos una docena de kilómetros y aún quedan cuatro para el remate de la caminata. Salimos del fluvial camino cuando de imposible continuación del que venía desde Ponte Mandrás por invadido de zarzas, arbustos, yerbas. Subimos pista arriba hasta la vera del arruinado pazo de A Martinga, por cuyo costado oeste va un sendero. 


Martinga-Cronoces-Amoeiro


Este sendero metido en la umbría de castaños nos deja casi de frente con la iglesia románica de San Martiño de Cornoces a la que vale la pena visitar.

Se sigue en dirección sur ya por asfalto virando a derecha en la intersección, pasando bajo los muros del pazo de Cornoces, que en su día fue donado por su propietaria para obras sociales y hoy ocupado por una fundación para atención de disminuidos psíquicos. Allí mismo, en el único castaño se toma a derecha por camino que enlaza; rápidamente nos lleva al punto de partida de este municipio que cuenta con muchos pazos: Martinga, Cornoces, San Damián, Couto de Martín, Trasalba, Parada; varias iglesias románicas, dos castillos que fueron: Alba de Búbal y Formigueiro, y reliquias de un pasado más remoto, en los petroglifos de a Pedra da Ferradura.

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