Opinión

El Cerves lleva nombre fijo desde su nacimiento

Bajo la gran cascada de Tourón continúa esta, no menos espectacular.
photo_camera Bajo la gran cascada de Tourón continúa esta, no menos espectacular.

Si no son mil ríos poco le faltan a los provinciales, como se dijo, y si nos vamos a esos de corto recorrido, hallaremos que con afluentes se acercan a la cifra. En el extremo noroccidental de la provincia ve la luz el río Cerves al que más se conoce por sus pozas y cascadas, y termales aguas en su tramo inferior cuando se entrega al Miño en medio de un impresionante Coiñal de Ribera.

Pocos ríos como este ofrecen tanto en un digamos breve trayecto, precipitándose desde casi los 1.000 metros de altitud, de sus nacientes a los menos de 100 cuando vierte en las aguas del Miño embalsadas en Frieira, frente con frente de la desembocadura del Arnoia.

Un corto trayecto en el que se va buscando la vida salvando gargantas ya desde su primer desplome importante y que se agudiza en otras numerosas, se represa en pequeño embalse y luego aún se precipita más, serpenteando hasta Prexigueiro la aldea termal de tanto nombre. Las pozas de Tourón-As Mestas es donde el río muestra su esplendor, aunque el lugar y la senda fluvial desde la Nacional-120 se conoce por las pozas de Melón, que es la capital municipal.

Desarrollo fluvial

Desde la montaña tantas veces recorrida por las alomadas crestas de la sierra de Faro de Avión, que hay otra en esta comunidad, del Faro, la de Chantada, he reparado en las nacientes fluviales del Cerves en el llamado Couto do Xuiz, desde donde este corto, pero ruidoso río va ganando más caudal que recibe, al poco de brotar, del Regueiro de Polciñas, de más recorrido, que viene desde los mismos nacientes de la más alta cima del Faro de Avión en su vertiente sur oriental, que por la otra parte noroccidental nace el Tea en sus llamadas fuentes, que un poco más abajo se hace romántico por a Capela da Xestosa, cerca del curro donde cada año se rapan as bestas, los caballos bravíos, de este río enteramente pontevedrés que tiene entidad en tierras de Mondariz, y más cuando pasa por Ponteareas y se entrega al Miño en Salvaterra.

El primer y espectacular desplome lo sufre el Cerves en la llamada cascada o fervenza de Tourón por donde una senda de peldaños, abalconada y de cierta espectacularidad atraviesa el río.

Un río que nunca deja de manar y que en su tramo medio discurre por rocoso cauce, que forman esas fervenzas, hermosas donde las haya, luego se apacigua un poco por el tramo atravesado por la Nacional-120, hasta formar el pequeño embalse o encoro del Cerves; desde aquí, en esos 300 metros de desnivel, el paisaje se hace inaccesible para el caminante cuando muchas cascadas aumentan su bravura que se va apaciguando por la inmediaciones de Prexigueiro en su encuentro con el Miño. 

No llega a la veintena de kilómetros de un recorrido algo salvaje.

Pozas, cascadas, presas, remansos

Conocí el río cuando ese sendero que va por lecho rocoso o no existía, que sí, pero tapado de tantos años de no ser usado. Su reapertura, la continuidad de la senda con barandales de madera y con peldaños para ascender el fuerte desnivel que da a la fervenza de Tourón.

La senda va desde un comienzo en el aparcamiento de la desembocadura del ramal de la A-52 con la N-120, discurre por la margen derecha donde, al abandonar el aparcamiento, te acompañará el rumor de las aguas ya deslizándose por las rocas o los represamientos mientras, de cierto esfuerzo debes trepar por un camino no pocas veces con peldaños, hasta encontrarte con la zona abalconada y una plataforma de madera para visionar la más ancha cascada. El río se entrega al Miño, embalsado desde Frieira, en largo coiñal ribereño allá donde un puente medieval, pasando bajo el ferrocarril y teniendo enfrente la desembocadura de otro más grande, el Arnoia.

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