Opinión

La no muy brava mar cantábrica y su frescura

Iglesias como esta del románico rural son frecuentes por el Cantábrico, pero sin puerta, tapiada, se ignora su siglo.
photo_camera Iglesias como esta del románico rural son frecuentes por el Cantábrico, pero sin puerta, tapiada, se ignora su siglo.

De la montaña a la mar Cantábrica sin transición, pero antes de paso por la atlántica de las Rías Baixas que era como pasar de a Ría de Pontevedra por A Lanzada a la península de O Grove por Arousa, esa ría tan bellamente rodeada de montañas que no pasan de los 600 metros y que abrigan de los vientos norteños los asentamientos septentrionales de la ría. Los connacionales del sur han empezado a venir a refrescarse por el norte y a buscar asentamiento comprando apartamentos; los europeos también migran por estas tierras. Salimos con 37 grados de la ciudad, alcanzamos Lugo con 34 a pesar e su altitud de 600 m. Por a Terra Chá, que confundir no se debe con la Terrachán entrimeña, los calores bajaron, que en Viveiro y la costa luguesa, por los 24º. La colonización, entiéndase por masificación, ha hecho que As Catedrais estén abarrotadas, O Fociño do Porco casi colapsado, o en la playa de Xilloi no quepa un alfiler, y se disputen el asiento do mellor banco do mundo en el agreste promontorio de Picón (The best bank of de world) varias docenas de visitantes. Empieza el turismo de masas donde antes el brumoso norte estaba como alejado de este circuito.

En un recorrido de este a oeste Ribadeo que el nombre le viene por estar a orillas del Eo, aunque la villa dominante por alta dentro de estuario, que para ir a puerto siempre haya que bajar donde el puerto deportivo más que el pesquero ocupa. La línea de costa discurre en una quincena de kilómetros plana con la el islote Pancha, que faro tiene y más adelante el puertecillo de Rinlo que siempre concurrido por gentes que se acodan para saciarse de espumosos y tapas, cabe a su puente, porque la mar penetra como formando río. De aquí a Foz, la playa de O Castro ya es como antesala a lo que vamos a encontrar en la inmediata de As Catedrais, que de tan masificada restringido tiene su acceso. Reinante y potras playas, cada una con su nombre y solo separadas en pleamar por algún saliente, forma como una solución de continuidad de esta costa. De Foz, la playa de Lugo por excelencia, solamente le separan por esta ria del Masma, medio centenar de metros. En la villa, la playa urbana de Rapadoira, dicha la playa de Lugo que lo es por la concurrencia de capitalinos, que más se extiende por la ria que da frente al mar donde estrecha de medio centenar de metros. San Martiño de Mondoñedo, que fue catedral antes de la actual sede mindoniense, que por preclaro hijo al gran fabulador gallego Álvaro Cunqueiro y donde fue ahorcado por oponerse a los Reyes Católicos, el mariscal Pardo de Cela, gran combatidor de Os Irmandiños; San Martiño de Foz, de los siglos IX, X, XI y XVII que fue catedral cuando la diócesis mindoñense estaba por acá ubicada, bien vale una visita. Aquí residió el fundador del mosteiro de Celanova, el obispo Rosendo, y antes fue sede de los obispados de Bretonia y Dumio, una historia de muy largo recorrido con episodios guerreros de rechazo a los normandos o wikingos, que no solo asolaron las costas de Catoria en la Ría de Arousa si no también las cantábricas.

La costa a partir de ahora, viajando hacia occidente, se hace más agreste pero todavía sin sentirse acorralada por la montaña, que esto realmente se nota ya entrando en Burela, el más atunero puerto que ahora municipio en expansión con puerto de tanta actividad que acaso supere a todos los de esta franja. Dejamos atrás el castro marítimo de Fazouro, y algunos más, porque este topónimo ya empieza a abundar caminando hacia donde el Sol muere. Burela tiene playa urbana poco concurrida y una media legua más adelante, la de A Marosa donde varias instalaciones deportivas y su campo de fútbol concentran la actividad incrementada por un paseo marítimo enlosado donde rivalizan peatones y bicis. Una playa inocua pero donde el oleaje impone un tanto por su resaca. San Cibrán a un tiro de piedra, un decir para una distancia de casi legua, se asocia con la factoría de aluminio de la era de Suárez con vaivenes que dudan de su viabilidad por encarecimiento de la energía eléctrica que se suministra desde As Pontes de García Rodríguez que a veces confundía, por el nombre, con Pontecesures, en Padrón. Otro castro marítimo junto al faro, del que hallazgos que determinaron se paralizasen las obras de un edificio de muchas viviendas.

El agua para el baño en temporada suele superar los 20º cuando las atlánticas de la Rías Baixas andan por los 16-17º. El mar de fondo del Atlántico causa estas frialdades y el norte asociado al frío no se comporta como tal cuando dejamos la mitad de la costa hasta donde comienza o se supone el océano Atlántico, allá por la Estaca de Vares, hecha o a pedal o a patas.

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