Opinión

Que lo hagan

Una niña de 13 años, violada por cinco menores y un adulto en Baena a plena luz del día... presuntamente, hay que decir de inmediato por respeto a la presunción de inocencia de los presuntos violadores. La niña, la víctima, es la única que no es una ‘presunta’ víctima. Hasta que se celebre el juicio y haya sentencia firme, no sabremos si los presuntos violadores son culpables o inocentes. Y hasta que eso ocurra (ya veremos cuando: entre que la administración de justicia, de por sí lenta, está desbordada y encima es agosto y en agosto cierra, puede tardar meses), la víctima, esa niña real de carne y hueso, tendrá que pechar con la sola ayuda que pueda darle y conseguir para ella su familia, con su... ¿pesadilla? Presunta pesadilla habría que decir en rigor, porque, hasta que se celebre el juicio y haya sentencia firme, ni siquiera estará acreditado legalmente que hubo violación.


Y así debe de ser en lo que a los hechos y las culpabilidades se refiere, ojo. Más nos vale. Esto no es para estar avergonzado de tu país sino orgulloso. No soy de los que piensan que los sistemas jurídicos garantistas sean un problema para los ciudadanos ni hablen mal de un país sino muy bien. El porqué de estas cautelas lo hemos visto en el cine, lo hemos leído en los libros, imagínese usted mismo, yo misma, condenado siendo inocente. Ese infierno. Ocurre con más frecuencia de la que parece también en los países más democráticos, fallos humanos, errores judiciales que privan de la libertad y del honor a personas que después resultan ser inocentes.


Siempre tarde y con difícil -cuando no imposible- reparación. En los que todavía hay pena de muerte más de una vez hemos oído hablar de inocentes ‘ejecutados’. No, no son los derechos y las garantías de los presuntos inocentes el problema.


La víctima, las víctimas, esta niña de Baena, la niña Mari Luz, Marta del Castillo, Sandra Palo... Las garantías y los derechos de las víctimas, este es nuestro talón de Aquiles legal, la gran laguna del sistema, el fallo. Ese tiempo infernal de condena a la soledad institucional de la víctima mientras solo es una presunta víctima no resiste (para mal) la comparación con las ‘garantías’ de los presuntos victimarios. Tras el caso de la niña violada en Baena, el presidente del PP, Mariano Rajoy, ha abogado por llevar al Congreso una reforma de la Ley del Menor con mayores medidas de protección para los menores ‘honrados, decentes y normales’. Para que deje de proteger solo ‘a los menores delincuentes’. Que lo hagan, ya vamos tarde no esperemos más, sería lo justo (y un abrazo a los padres de Marta del Castillo, que ayer habría cumplido 18 años).



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