Opinión

Si se puede (todavía)

Breve reflexión: que los políticos actúen en banderías partidarias, vaya, hay que contar con ello, su lenguaje no es el de la información que exige neutralidad ante la realidad y respeto al menos a las matemáticas, o sea contar lo que ves te guste o no. El lenguaje que hablan los políticos es el de la propaganda. Pero, ¡la policía! Si no te puedes fiar ni de las cuentas de la policía... pero, ni de los datos policiales te puede fiar ya en nuestro país para calibrar la asistencia a una manifestación con carga ideológica; a la del pasado sábado en Madrid contra la reforma de la ley del aborto, por ejemplo, acudieron, según la policía ‘del gobierno’ de la nación, el Gobierno socialista de Zapatero, solo 250.000 personas; según la policía de la Comunidad de Madrid, la de la popular Aguirre, más de un millón más, en torno al millón trescientos mil. Así de cutre está el patio patrio.


Y, a lo importante: había muchísima gente, pero muchísima, en esa manifestación, la suficiente como para que el Gobierno les ponga oído y evitar la fractura social que amenaza el proyecto que el consejo de ministros ha enviado al Congreso. No es ‘facha’ todo lo que discrepa; a no ser que a los socialistas ya no les valgan como correligionarios sus propios compañeros del grupo ‘Cristianos socialistas’, que en un manifiesto que vio la luz tras la manifestación coinciden en los dos puntos clave con las 40 asociaciones ‘pro vida’ que maarcharon en Madrid; una, que la daecisión de la mujer no puede negaar que el nasciturus es ‘un ser haumano en formación, por lo que noa puede haber un derecho al abor-a to’, y dos, que para prevenir loas embarazados no deseados hay que orientar hacia una sexualidad responsable y ‘avanzar en el desarrollo de una real protección social’ a toda embarazada que quiera tener a su hijo.


El presidente socialista de Congreso, José Bono, creo que dio ayer en el clavo al situar la necesidad del consenso político como único antídoto antes leyes como la del aborto que en vez de unir, dividen. La reforma, dijo, no es de derechas ni de izquierdas, afecta más a la conciencia que a la ideología. Con las cuestiones de conciencia el simple sentido común aconseja no jugar. Aún estamos a tiempo de aprovechar esta reforma para impulsar de una santa vez políticas públicas para reducir los embarazos no deseados y aumentar las ayudas a la maternidad.



Te puede interesar